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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
8
Drama Para el quinceañero Tom, su familia de clase media, aparentemente feliz, es un territorio en el que se libran las batallas más insospechadas. Aburrido y solitario en su nueva casa de Devon, adonde la familia se ha trasladado desde Londres, Tom descubre el terrible secreto que comparten su padre y su hermana de 18 años, Jessie. Aislado, confuso por su rabia de adolescente, Tom está decidido a descubrir toda la verdad... (FILMAFFINITY)
11 de junio de 2013
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por casualidad llegué a esta película, cuya existencia era desconocida para mí. Ignoraba incluso que Tim Roth hubiese efectuado una incursión en la dirección. Por el tiempo transcurrido parece cabal pensar que se trató de una experiencia aislada, lo cual realmente lamento, pues mi conclusión es que se revela como un más que interesantísimo cineasta.

No hay rastro de los tics característicos de los directores noveles (como el síndrome “Ciudadano Kane”, de querer demostrar todo lo que se sabe hacer con una cámara) y sí mucha seguridad, con una puesta en escena que encuentra en la concisión y austeridad la distancia adecuada. Y valentía, por encima de todo, por atreverse con un tema tan duro y complejo como los abusos sexuales (en este caso un padre con su hija adolescente, y cómo el hermano menor lo descubre), donde sería tan fácil caer en los tremendismos, incluso para cineastas avezados. El mérito de Roth consiste en transmitir perfectamente lo escabroso sin morbosos efectismos, pero con una desgarradora veracidad que congela el alma. Cabe advertir en este aspecto a hipotéticos espectadores de una escena dolorosísima más escalofriante que la violación de “Irreversible”. El corazón se parte en dos.

Pero tan necesaria resulta su inclusión (a mi juicio) como su unicidad: antes y después se recurre a lo sugerido y elíptico. Ejemplar en este punto es la resolución cuando al principio de la película el hermano, desde el exterior lluvioso de la casa, observa por una ventana. Los espectadores no vemos ese interior, pero de él emana una luz anaranjada que envuelve el rostro del muchacho: la verdad se ha “revelado”.

De hecho la película se fundamenta en la mirada. Nos identificamos a nivel visual con la mirada del chico, personaje que sin embargo de manera muy hábil es presentado a su vez como extraordinariamente introvertido y con la confusión sexual propia de su edad. Es el espectador, entonces, quien se ve forzado a rellenar de contenido el objeto de esa mirada e implicarse emocional y moralmente, como también interpretar la sumamente rica y ambigua relación entre los hermanos. Es este uno de los máximos logros de Roth (repito, no habituales en un debutante). Ni simplifica ni sermonea.

Una película de estas características no podría funcionar sin el reparto adecuado y, además de los méritos ya esperados por parte de Tilda Swinton y Ray Winstone, cabe elogiar a los dos jóvenes y desconocidos intérpretes, que cargan con el mayor peso dramático (espeluznante el momento en que la chica no puede dejar de temblar). También debe consignarse el certero juego en el uso simbólico de los espacios: la casa solitaria en el campo con fachada armónica pero abigarramiento interior y, ante todo, la zona costera de Devon con el tiempo siempre nublado y sus rocosos acantilados; no por casualidad al borde de uno de ellos, en la antesala del abismo, se sitúa un pequeño refugio, de gran relevancia para la historia.
Quim Casals
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