Stephen King dirige este film de ciencia ficción, basado en una de sus novelas, que tiene reminiscencias con una gran película emitida dos años antes: Terminator. El argumento es de lo más simple: un cometa pasa cerca de la Tierra y su influencia hace que las máquinas cobren vida propia y la emprendan contra los humanos. La película tiene su pequeña historia, ya que fue la primera y última película en la que Stephen King se encargó de la dirección (el resultado final no fue demasiado bueno y el señor King dedujo que lo suyo era escribir). Tenemos un reparto coral con una serie de personajes, unos mejor definidos que otros: un vendedor de Biblias de dudosa moralidad, una camarera un tanto chiflada, un cacique dueño de una gasolinera con una idea bastante peculiar de la ley, un asustado jugador de baseball infantil, una insólita pareja de recién casados y, cómo no, la atractiva chica de turno que, para variar, se enamora del galán rebelde típico de aquella época, encarnado en esta ocasión por un joven Emilio Estévez. La película resultó un fracaso, aunque hay que tener en cuenta el año de realización y que el director, por muy Stephen King que fuera, era novel. Es entretenida hasta cierto punto y no excede en la duración del metraje, pero, sinceramente, se le puede dar tranquilamente el grado de pequeña anécdota de la ciencia ficción, ya que en todo momento deja clara su concepción de Serie B.