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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Terror Durante la noche de Halloween, Michael, un niño de seis años, asesina a su familia con un cuchillo de cocina. Es internado en un psiquiátrico del que huye quince años más tarde, precisamente la víspera de Halloween. El psicópata vuelve a su pueblo y comete una serie de asesinatos. Mientras, uno de los médicos del psiquiátrico le sigue la pista. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2008
55 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mito del asesino implacable Michael Myers se iniciaba en el 78 gracias al ejemplar y grandilocuente punto de vista de John Carpenter, cuyo film muchos deberían agradecerle a día de hoy, no ya porque multitud de obras beban de su "Halloween", sino porque haya dejado tras de sí una de las leyendas más grandes en el terreno del psycho-killer.

Ciertamente, las epocas cambian, pero la esencia de "Halloween" no ha variado ni un poquito, puesto que aunque el público se decante por sangre, vísceras y un cine de terror donde la acción prevalezca, toparse con un film como este no es fácil, ya lo demuestran sus primeros minutos, con esa cámara objetiva, con esa estética tan peculiar (en alguna ocasión, hasta cercana a la del 'giallo' diría yo), adentrándonos en una comunidad tranquila, donde una familia acomodada vive sin demasiados problemas, y en ese episodio trágico, iniciado por el pequeño Myers. Y es ese uno de los parámetros que nos hacen percibir este film como una experiencia distinta ya desde un buen inicio, que remacha los tópicos, obvia el maltrato infantil o los traumas del chaval, y lo presenta como otro más, como alguien que vive en total armonía con su familia.... hasta que llega el fatídico día.

Tras esa presentación escueta pero concisa, asistimos a lo que de verdad importa, a ese testimonio dejado por uno de los grandes del cine de terror, donde la figura del psycho-killer es un aliciente añadido debido al factor sorpresa, porque Myers no es uno de esos asesinos que actúan impulsivamente, es un asesino frío, calculador, un asesino que nos mantiene en tensión, que nunca sabemos por donde puede llegar a aparecer ni cuando actuará, pero que cuando lo hace, y como he dicho inicialmente, es implacablemente.

El transcurso resulta pausado, pero inteligente, Carpenter describe la situación de tal modo que podamos sentir la angustia de un asesino que se cierne sobre los protagonistas, pero que no sabemos cuando caerá sobre ellos, y lo aprovecha hasta un final fenomenal.
No mencionar, ya no la brutal aportación de Carpenter como compositor, sino el tema principal de la cinta, sería un pecado, y más todavía desechar la aportación del doctor Loomis, que añade esa pequeña puntilla final, y nos deja contemplando una conclusión tan escalofriante como inquietante de uno de los mayores clásicos, no sólo de ese genio llamado John, sino de toda la historia del cine de terror, que se dice pronto.
Grandine
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