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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
3
Terror. Thriller Un guardia de seguridad (Kiefer Sutherland) de un centro comercial se ve envuelto en un misterio alrededor de unos escaparates con espejos en el departamento de ropa que aparentemente hacen que saque lo peor de las personas que se reflejan en ellos... Remake de la película surcoreana "Geoul sokeuro" (El otro lado del espejo), dirigida por Kim Seong-ho en 2003. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2009
27 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aja vuelve, y lo hace peor que nunca. No sólo se desentiende de aquel terror que tan bien sabía filmar, cuyas vicisitudes en forma de gore y momentos de lo más explícitos salpicaban la pantalla para dar forma a un espectáculo tan gratificante como estremecedor, sino además se sube al carro de los ramplones golpes de efecto made in Hollywood (es decir, mucho subidón de volumen, mucha aparición traicionera y pocas virtudes).

Partiendo así, de una buena base como era el film original "El otro lado del espejo", donde confluían con mucha perspicacia el drama psicológico y el thriller sobrenatural, aquí Aja se dedica a convertir todo lo que eran puntos de apoyo en una especie de pseudo-film que parece acercarse más al terror oriental de nuevo cuño que otra cosa, porque sino no se entiende que los mecanismos que aquí intenta emplear el galo para generar algo de tensión en pantalla resulten tan tópicos y desfasados (y es que, llevar nosecuantos años viendo calcos de "Ringu" y "Ju on" pesa) como para crear la más absoluta desidia entorno a una temática tan interesante como la que presentaba la película de Kim Seong-ho.

Pero dejando a un lado si éste remake es fidedigno o no, de si es mejor o no, y sopesando "Mirrors" por sus méritos propios (deméritos en esta ocasión), lo cierto es que muy poco en claro se puede sacar dado el trabajo tan rudimentario realizado por Aja, pues ya no se trata de si en ella se hallan muchos tópicos, de si se resquebrajan las normas presentadas en un principio o de si los actores están todos (a lo sumo salvaría a Kiefer) para darles una patada en el culo, el tema va más lejos todavía, ya que aquí el quid de la cuestión es el hecho de no saber sonsacar ni un poquito de provecho a unos espacios que tan fácil sería emplear (un edificio abandonado, a oscuras y repleto de espejos), logrando que la propuesta en cuestión quede en un blandísimo quiero y no puedo.

Sin embargo, si la cosa quedase ahí, aun podríamos excusar la labor de la que parecía una de las mayores promesas para el cine de género de los últimos años, pero como últimamente se ha puesto de moda rizar el rizo, aquí lo rizan hasta el punto que el ridículo se eleva a unos extremos inimaginables para salpicarle a uno con una estupefactoria aparición final que lo único que desata es la risa más incontrolable, y cuando uno se carcajea ante una peli de terror, es que algo se ha hecho mal. Muy pero que muy mal.
Grandine
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