Es requisito imprescindible, para quien vaya a ver esta película por primera vez, la pantalla grande. Sólo a partir de ahí podrá formarse una valoración correcta de lo que supuso esta estupenda cinta para la generación de finales de los 70. Aquellos primeros y maravillosos efectos especiales, sobre todo los referidos a los poderes de Supermán, nos fascinaban. ¡Verlo volar! Era una invitación permanente a soñar, a fantasear, a convertirnos en los héroes de la gente anónima y de princesas mundanas como aquella vecina que nos atraía o la chica de clase con la que eramos incapaces de hablar. Lo cierto es que Supermán nos dio tantas cosas...
La película nos cuenta tres historias: La destrucción del planeta Krypton mientras los padres de Supermán mandan a su hijo -todavía un bebé- a la tierra. Las luchas internas de un joven de dieciocho años que intuye que su sitio no está al lado de sus padres adoptivos. Y, finalmente, la llegada de Clark Kent periodista al famoso Daily Planet, al mismo tiempo que Supermán se da a conocer como innegable ayuda a la humanidad.
"Supermán" fue un ejemplo de dirección, montaje, guión y emociones para las posteriores y, ahora ya, actuales generaciones de cineastas. Cineastas que tuvieron los mejores y más grandes modelos del CINE MODERNO y de la ciencia-ficción: Supermán I y II, La guerra de las galaxias, Indiana Jones, E.T. Cineastas que tuvieron todo y...todo lo tiraron por la borda. Eliminaron el factor humano de sus películas, rechazaron los textos comprensibles llenos de ingenio, humor y amor. Confundieron, manipularon, soliviantaron al personal. Y, así mismo, se autoproclamaron genios.
Quizás no sea culpa de ellos, seguramente se vieron abrumados por la grandeza de sus predecesores y la aparición de una avanzadísima tecnología que ellos pensaron que era mejor y más interesante que las historias humanas. Puede ser...aunque a veces pienso que no tienen perdón.