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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
8
Acción. Drama En el siglo XIX, en un Japón todavía feudal, un samurái llega a un poblado, donde dos bandas de mercenarios luchan entre sí por el control del territorio. Muy pronto el recién llegado da muestras de ser un guerrero invencible, por lo que los jefes de las dos bandas intentan contratar sus servicios. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2010
81 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Akira Kurosawa, excelso emperador entre los maestros cinematográficos de oriente, se propuso en 1962 afilar su katana contra la figura de un samurai mercenario con esta mítica “Yojimbo”, que pese a no llegar al eminente nivel de otras obras maestras como “Dersu Uzala” o “Los siete samuráis”, es una más que notable cinta de intriga y aventuras.

Sanjuro, un ronin huérfano de shogun que vaga por los pueblos poniendo al servicio del mejor postor su ingenio y su espada a cambio de sustento y oro, llega a una decrépita aldea dividida en dos por culpa de la sempiterna pugna entre los dos infames candidatos a cabecilla mafioso: Ushi-Tora y Seibei, a cada cual más despreciable. Ante tan avieso panorama, Sanjuro se propone ejecutar un doble juego mortal para destruir a ambos clanes que, dicho sea de paso, no es que tengan muchas luces, a base de engaños, falsas apariencias y desmembramientos varios. Sólo un secreto propio podrá interferir en su maquiavélico plan, y es que el implacable samurai errante, en el fondo, tal vez no sea tan despiadado como parece.

Se ha dicho que es un film muy influenciado por los westerns de los años 40 y 50 y bien pueda ser, pero el sello personal de Kurosawa flota indefectiblemente a lo largo del metraje dotando a la cinta de personalidad propia, conformada por su ejemplar puesta en escena, el realismo de las secuencias de acción, los sugeridos apuntes sobre la futilidad de la naturaleza humana, la contraposición del honor y la villanía, el retrato decadente del Japón aldeano de mediados del siglo XIX y el reflejo, en definitiva, del fin de una era feudal dominada por códigos ya obsoletos frente a una incipiente y convulsa modernidad que lo cambiaría todo para siempre.

Entiendo perfectamente que Sergio Leone se enamorara de esta historia y la reconvirtiera según sus parámetros para dar forma a la primera entrega de su “trilogía del dólar”, pues lo que queda tras su visionado es la sensación de haber presenciado un relato muy bien construido y mejor filmado, tal vez no perfecto, pero interesante y apasionante en todo momento. Y era tan sólo el primer viaje del samurai errante, pues mayores desafíos le aguardarían, pero esa ya es otra historia…
RandolphCarter
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