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Voto de Hartmann:
2
Drama Weronika vive en Polonia y tiene una brillante carrera como cantante, pero padece una grave dolencia cardíaca. En Francia, a más de mil kilómetros, vive Véronique, otra joven idéntica que guarda muchas similitudes vitales con ella, como su enfermedad y su gran pasión por la música. Ambas, a pesar de la distancia y de no tener aparentemente ninguna relación, son capaces de sentir que no están solas. (FILMAFFINITY)
12 de septiembre de 2007
170 de 253 usuarios han encontrado esta crítica útil
No resulta fácil juzgar una obra tan sobrevalorada como la firmada por el director polaco Kieslowsi en su etapa francesa (ésta película se rodó aun en régimen de coproducción, pero ya se percibe la ruptura formal con su etapa polaca). Ante el coro de alabanzas que se vierten sobre él, el choque con su vacua realidad tienta a quien esto suscribe a irse al extremo opuesto y descuartizar sus cintas, pero, francamente, es que esta "Doble vida..." no merece nada mejor al ser la más floja.
Enmascarar la anemia de contenidos tras una fotografía preciosista pero que acaba por saturar, o tras una partitura deliberadamente "culta", solo agrava el calibre del naufragio al añadirle pretensiones. Sobre todo cuando la mencionada fotografía deriva en ocasiones hacia terrenos peligrosamente próximos al video clip: pienso por ejemplo en una de las escenas de sexo de la película (creo recordar que era en ésta, sus cuatro últimas obras se me parecen demasiado), filmada con una lente de distorsión y que resulta calcada de otra ya aparecida en "El Muro" de Alan Parker. Sólo que Parker rodó lo que rodó, el video clip del disco de Pink Floyd, y no pretendía darnos gato por liebre.
En cuanto a sus dotes ¿narrativas? el problema de Kieslowski no es su lentitud, cada historia requiere su ritmo y éste no tiene por qué ser siempre rápido, pero es que ahí está el quid: el ritmo es inadecuado y cansino porque apenas hay historia que contar, y a ese vacío los entusiastas se empeñan en considerarlo densidad.
¿Densidad? Unos "personajes" acartonados, totalmente faltos de carácter, incapacitados para mantener otra relación que no sea de naturaleza sexual, unos diálogos insulsos, una historia que se pretende enigmática a base simplemente de no explicar bien las cosas, y un mensaje inexistente que intenta sustentarse en su propio envoltorio sin plantear jamás, no ya respuestas, sino ni tan siquiera preguntas...
Iréne Jacob puede ser fascinante por su físico, pero en tanto que actriz se pasea y exhibe por esta película sin hacer otra cosa más que poner cara de cordera degollada, sollozar de vez en cuando y aparearse accidentalmente casi como por despiste (para regodeo, suponemos, del director y de los incondicionales de la chica). No se la puede culpar de hacer un papel mediocre: lo que le cayó en suerte, más que papel, fue una papeleta.
Si Kieslowski quiso entender al ser humano como títere en manos del destino olvidó que es, en cualquier caso, un títere fascinante y extremadamente complejo. Demasiado complejo para él.
Cualquiera que haya tenido el placer de leer "El doble" (Dostoievsky), habrá podido comprobar lo que un auténtico genio puede hacer con una historia basada en la existencia de un enigmático alter ego, y eso hace aún más grave este "quiero y no puedo" de un director que tuvo un nivel muy superior en su "No amarás", rodada en su Polonia natal cuando aún sabía hacer buen cine sin recurrir a envoltorios de lujo.
¿Profunda? Sí, casi casi toca fondo...
Hartmann
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