Viernes 15 de julio, Cineteca Nacional 6:30 pm. Una buena película —que no de las sobresalientes del director—, con la que retoma mucho más mesurado y con temas de desencuentro su sello, ese que le destacaría en los años 80 y lo volvieran el referente como cineasta que reenfoca el rol femenino en una sociedad oprimente en cuestiones de género, con tramas llenas de humor negro, sexo, circunstancias insólitas o absurdas y la aspereza implícita que algunas de sus musas le imprimen a los personajes que en turno han tocado interpretar.

El tiempo ha transcurrido y tal vez que de ahí que "Julieta" quede a deber, las sorpresas están atenuadas y aun cuando su final esté bien resuelto queda el presentimiento de una adaptación en la que los sentires del manchego han estado serenos. Ambas actrices quienes encarnan a Julieta encuentran las mejores virtudes del personaje, no obstante la intensidad de sus emociones al extremo tampoco dan esa pauta para una mejor conexión con el espectador. Hay unos tintes de humor con Rosy de Palma, con un personaje desperdiciado, sin explorar, de paja dicen por ahí.

Julieta es una cinta funcional, pero no brillante.