Xavier Dolan admirado por las mayorías entre los críticos, dado su talento para comunicar con guiones nada convencionales acerca de las relaciones humanas, vuelve a la carga con fotografía 1:1 —a manera opresión sobre las circunstancias de sus tres personajes planteados—, y ese amor-odio expresado desde arrebatos, jaloneos, golpes qué adictivos se vuelven parte de esa demostración afectiva entre madre e hijo.

Altos niveles de neurosis y un trato socialmente incorrecto entre la dupla, hacen de Mommy una película mudable, que transita del drama en caos y desesperación, a una comedia agridulce con miras a la paz en el cual una tercera (Kyla) llegará a las vidas de esta particular familia, alternando la razón sobre el impulso.

Mommy es ruptura con dechado de esperanza, al que Dolan gira inesperadamente y con suficiente pulso para quebrantar el falso epilogo de la mujer realizada a través de la familia perfecta a futuro o bien con la felicidad de su vástago.