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Voto de Juan Marey:
8
Cine negro. Thriller Harry Madox, un hombre enigmático y atractivo, llega a un apartado pueblo de Texas. Pronto consigue empleo como vendedor de coches. Dolly, la apasionada mujer de su jefe urde un meticuloso plan para seducirlo y lo consigue. Sin embargo, Harry está enamorado de Gloria Harper, la encargada del departamento de préstamos del banco local. Cuando es acusado de atracarlo, Dolly apoya la coartada de Harry, con el fin de retenerlo a su lado, ... [+]
29 de marzo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sombría, sofocante e intrigante película de cine negro de Dennis Hopper, la oveja negra de Hollywood, el rebelde sin causa, el drogadicto, el borracho, un tipo extraño y desmedido, un icono del pasotismo y la anarquía, autor del film de culto “Easy Rider” y que, en el preciso momento en el que muchos dejaban de creer en él, sorprendió a propios y extraños sacándose de la manga “Labios Ardientes”, un magnífico film, un thriller tan tórrido que podría derretir cualquiera pista de esquí.

Harry Madox (Don Johnson) es el clásico personaje de serie negra, de esos que van de un pueblo a otro hasta que se encuentran metidos en un saco de problemas, y es que, como en “El cartero siempre llama dos veces”, la mujer de su nuevo jefe es de esas que insisten, lo malo es que el amigo Harry se ha encaprichado de otra mujer y si a eso unimos que el banco del pueblo es de los que parecen fáciles de robar, pues ya se sabe, el lío está montado.

Nora Tyson y Charles Williams urdieron un sólido guión que Hopper supo aprovechar al máximo, tanto en su sobria, calurosa y atemporal puesta en escena como en la dirección de actores. En contra de todo pronóstico Don Johnson, el descafeinado “Sonny” Crockett de “Miami Vice”, fue el intérprete ideal para dar vida a Harry Madox, consiguiendo con ello uno de sus mejores trabajos para la pantalla grande. Lo de Virginia Madsen y Jennifer Connelly es otro cantar. Madsen riza el rizo como femme fatale: la tentadora manzana de Adán, el fruto prohibido, la Veronica Lake de los 90; sexo en estado puro. Y Connelly... pues eso... Jennifer Connely; sobran las palabras: la seducción de la pureza, de rostro angelical y formas apetecibles. A nadie le amarga un dulce: las dos mujeres son como un par de acarameladas frutas con sabores diferentes, y “Labios Ardientes”, más que un dulce es un bombón.

Cine negro al cien por cien y, al mismo tiempo, un excelente retrato de la América profunda, la misma América que hace años plasmó Bogdanovich de manera magistral en “La Última Película”. Si sois de los que sufren viendo tipos duros ablandándose ante las mujeres, esta película puede ser vuestra perdición.
Juan Marey
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