Últimamente me topo con que los productos de ficción audiovisual más sobresalientes los acabo encontrando en la pequeña pantalla (con excelentes productos dramáticos que nos aporta la ficción estadounidense) y no en la gran pantalla. Y de nuevo se me vuelve a presentar este caso al descubrir "Revenge"; un drama sublime a caballo entre el thriller psicólogico de excepcional virulencia y la novela "teen" cuidada y delicada... pero es el primer y principal aspecto (esas maquinaciones de vendettas y desafíos... y esa intriga psicológica que afecta a sus personajes por estos ajustes de cuentas) lo que acaba ganando en "Revenge" para que se ofrezca como un producto relevante, estiloso e intenso; cargado de intriga, interés, cuidado, embargadura y sazón (aunque las pequeñas partes dedicadas a los romances se cuidan con sensatez).

Su premisa nos sitúa en el lugar de veraneo de los ricachones de la costa Este norteamericana (pero no ricachones al estilo Juan Lanzas, ricachones al estilo lista Forbes): en los Hamptons (esas playas de preciosa arena y de agua congelada del estado de New York) y sus correspondientes mansiones. Allí Amanda Clarke (Emily Van Camp) regresa a su lugar favorito de veraneo de niña tras haber estado fuera del mapa desde una década. La intención de Amanda es destruir a todos y a cada uno de los ricachones de los Hampotons que acabaron con la vida de su padre al incriminarle por algo MUY GRAVE que no cometió. Su venganza se centra sobretodo en la familia Grayson y en su matriarca, Victoria Grayson (una fascinante Madeleine Stowe), que cometió hacia su padre la mayor y más personal de las traiciones.

"Revenge" es pues un drama cargado de escarmientos, intrigas, conspiraciones y maniobras en los que ni un asesinato es lo suficientemente ofensivo en estas revanchas. Pero que nadie espere enredos y maquinaciones a un nivel de pereza y simplicidad del de las telenovelas de sobremesa (donde se improvisa a marchas forzadas más que otra cosa), no. Afortunadamente "Revenge" se maneja con excelencia por sus desarrollos argumentales aportando siempre tacto, meticulosidad, destreza y ponderación. La construcción de estos intrincados complots y dramas conspiranoicos son de un arte, un gusto y una maestría soberbias. Y esa aniquilación de Amanda a la "troupe" de los Hamptons uno a uno siempre logra ser algo espectacular; una destrucción épica y desagradable para todos ellos. Los personajes por su parte están muy bien configurados (pero, al estar en constante evolución, aun no han mostrado todo su potencial); Kelley crea un mapa de personajes maravilloso donde casi todos ellos se nos muestran como hondos y claroscuros (apenas hay "santos" y ni por un segundo la serie ofrece "completos demonios") seres perniciosos y letales (pero no por ello sin matices atrayentes) que guardan mucho más de lo que aparentan. Por supuesto, entre tanto personaje hay alguno que es más típico y plano (pero no por ello resulta menos creíble o menos natural, pues el guión (como hace con todos los personajes) los edifica con madurez, delicadeza e inteligencia) como los inocentes adolescentes Declan y Charlotte.

Y así el libreto va evolucionando con inspiración y genio; con momentos gustosos por su elegancia narrativa... y otros elevados aun más con gran astucia y esmero, y que desembocan en diálogos y situaciones brillantes. Y así "Revenge" nos regala un maduro drama, e intrigas fascinantes y potentes (e incluso alguna nota de irónico humor de los más atinado y divertido). Y lo bueno de la serie es que esos momento en los que nos otorga esa brillantez son la tónica habitual en sus minutos. ¡Es más! es de las pocas series televisivas que, aun siendo de lo más ilustre, se va superando capítulo tras capítulo. Esto hace querer siempre más y más de esta satisfactoria serie en donde sus más importantes personajes harían temblar a Maquiavelo.

La realización por su parte es de lo más correcta y apetecible (aunque no destaca especialmente). Despunta la lustrosa puesta en escena y los lucidos vestuarios.

También ayuda que el reparto esté en su salsa. Todos encajan como guantes en sus interesantes y recónditos papeles (y se agradece que Emily VanCamp deje atrás su unidimensional y mojigato papel en "Everwood" para dar mucho más de sí con un personaje más rico y maduro que presume de una dualidad ducha). Pero quien simplemente ha nacido para el papel es Madeleine Stowe. La actriz se pone en la piel de una multidimensional y sorprendente "malvada" con muchas sombras y alguna que otra luz interesante (aunque eso no haga que el espectador la tenga menos ganas a la hora de que reciba su merecido). ¿Es su Victoria Grayson la típica esposa de richachón solo dedicada a organizar fiestas y eventor y a aparentar? ¿una mujer que es todo hipocresía, falsedad, artificiosidad, deshumanización y avaricia por el dinero por encima de las personas? SÍ, LO ES. Pero atención porque también es recia y astuta, y su brillante hipocresía de alta sociedad también va acompañada de furia contenida que Stowe transmite con creces en situaciones memorables.

Pero ahí está Amanda Clarke, que gracias a todos sus años de preparación y gracias a sus recursos, está empeñada en hacer de la vida de Victoria un auténtico calvario (con "una serie de catastróficas desdichas", una detrás de otra.)... y nosotros que lo veamos. Cada capítulo sorprende y emociona con gusto y fineza.

Lo mejor: El guión y su profusión de cuidados matices (ya sea ocurrente sorna y humor entre sus personajes (atención a los personajes de Victoria Grason y Conrad Grason y sus diálogos privados durante su proceso de divorcio), ya sea en las estratagemas de venganza y destrucción ("Revenge" eleva la vendetta a unos niveles de arte sorprendentes y portentosos), ya sea en los momentos de delicado romance). Madeleine Stowe y...