El comienzo de esta película -el atraco en la madrileña Puerta del Sol- está muy bien, y el desarrollo es interesante, pero el final decepciona y no resulta creíble. "Las brujas..." es un largometraje que no se toma en serio a sí mismo, y no porque sea una comedia de terror, o un film de terror y comedia, sino porque no le importa demasiado el respeto a las premisas sobre las que se va construyendo como relato. Es una lástima, porque el reparto es interesante y competente -especialmente Carmen Maura-, y la mitología vasca da mucho de sí en el campo del cine fantástico. El problema, tal vez, es que De la Iglesia lo mezcla todo en un batiburrillo que mezcla las referencias sociales y de la actualidad (el paro, las estatuas vivientes de la Plaza de la Puerta del Sol de Madrid, y alrededores) con referentes culturales como la Venus de Willendorf y su esteatopigia, los capirotes de los ajusticiados por la Inquisición, el cine de terror repleto de aldeanos hostiles, etc. Igual ocurre con la guerra de los sexos que hay aquí: hay un discurso misógino muy fuerte, en paralelo al pretendido feminismo radical del personaje de Carmen Maura y el resto de las brujas. ¿Es una película machista o feminista?

En realidad, la Venus de Willendorf gigante que aparece en el aquelarre, como diosa de las brujas, es uno de los elementos más acertados del film; no se sabe qué tiene que ver el arte paleolítico con la brujería en Zugarramurdi, pero el cine de De la Iglesia impone un sentido del delirio con el que se puede estar de acuerdo o no, que puede gustar o no, pero que trata de arrastrar (un poco a lo bruto) tanto a la narración, como al espectador, en una dirección catártica, grotesca, demencial y gamberra.