Desde Bélgica nos llega un interesante thriller en que un asesino profesional decide revolverse contra los que le han contratado, mientras éstos tratan de desembarazarse de él y una pareja de policías le sigue la pista para descubrir qué se está cociendo. El problema del asunto es que el asesino padece alzheimer y, tanto él como los que persiguen la justicia, no tienen tiempo.

Van Loo construye una más que interesante historia, ambientada en una escenario lóbrego en el que una élite poderosa se cree con carta blanca y llena las filas de la justicia y la sociedad de títeres a sueldo para asegurarse impunidad, mientras a su alrededor pululan arribistas que hacen chantajes o turbios manejos para conseguir dinero y/o poder. Frente a ellos, un asesino, Angelo Ledda, interpretado de forma correcta -aunque un poco exagerada en algunos tramos- por Decleir, que se aleja del típico vengador por la enfermadad que da título a la cinta, y una pareja de policías bastante típica pero eficaz.

PD: la chica y el chico que aparecen en el poster detrás de la pareja de policías y delante de la cara de Ledda son los típicos personajes que aparecen en los carteles para hacer bulto y luego tienen menos papel que el niño al que le tocaba hacer de árbol en los teatrillos del colegio. Les dan las frases justas para que no les califiquen de figurantes de pasillo.

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