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Voto de harryhausenn:
7
6,9
8.440
Drama. Thriller
Cuando hace una entrega, Jongsu (Yoo), un joven mensajero, se encuentra por casualidad con Haemi (Jun), una chica que vivía en su vecindario. La joven le pide que cuide a su gato durante un viaje a África. A su regreso, Haemi le presenta a Ben (Yeun), un joven misterioso y con dinero que conoció allí. Un día, Ben revela a Jongsu un pasatiempo muy extraño... Adaptación de una historia de Murakami. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2018
52 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Burning narra un rencuentro entre dos jóvenes del mismo pueblo años después en Seúl. Jongsu y Haemi vuelven a descubrirse el uno al otro hasta el día en que Haemi decide irse a África. A su vuelta, la joven viene acompañada de Ben, un coreano rico que ha conocido en pleno viaje. El tríangulo amoroso se mantiene hasta que un día, los tres juntos, Ben revela a Jonsu su extraño pasatiempo: quemar invernaderos.
La película se basa en un relato de Murakami que Lee Chang Dong ha adaptado libremente. Lo fascinante de Burning es cómo la revelación de Ben cambia por completo la narración de la cinta. Lo que hasta ese preciso momento era un drama amoroso va mutando de manera imperceptible al thriller, dándonos además cuenta bastante tarde. Desde luego que alguien confiese su afición a quemar invernaderos es motivo de perplejidad, pero si además tal afirmación la hace alguien que se pavonea con su discurso de dobles sentidos y que además cuenta con una descarada predisposición a ocultar aspectos banales de su vida, son motivos más que suficientes para inquietarse.
Ben y Jongsu cara a cara. Dos Coreas distintas en la parte sur de una Corea ya fragmentada. El mundo rural contra el urbano, las granjas desde las que se oye las proclamas propagandísticas de Pyongyang contra el mundo de negocios en contacto con el capitalismo global. Un niño rico de ciudad que se divierte quemando el paisaje en el que crecieron niños como Jongsu, la globalización destruyendo la tradición.
La película se basa en un relato de Murakami que Lee Chang Dong ha adaptado libremente. Lo fascinante de Burning es cómo la revelación de Ben cambia por completo la narración de la cinta. Lo que hasta ese preciso momento era un drama amoroso va mutando de manera imperceptible al thriller, dándonos además cuenta bastante tarde. Desde luego que alguien confiese su afición a quemar invernaderos es motivo de perplejidad, pero si además tal afirmación la hace alguien que se pavonea con su discurso de dobles sentidos y que además cuenta con una descarada predisposición a ocultar aspectos banales de su vida, son motivos más que suficientes para inquietarse.
Ben y Jongsu cara a cara. Dos Coreas distintas en la parte sur de una Corea ya fragmentada. El mundo rural contra el urbano, las granjas desde las que se oye las proclamas propagandísticas de Pyongyang contra el mundo de negocios en contacto con el capitalismo global. Un niño rico de ciudad que se divierte quemando el paisaje en el que crecieron niños como Jongsu, la globalización destruyendo la tradición.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Ambos hombres se hacen frente en el momento clave del relato: Haimi desaparece sin avisar. Ben dice a Jongsu, de hecho, que se ha evaporado. Jongsu sabe que su investigación tanto puede ser falsa como cierta ¿Haimi ha querido desaparecer o le ha ocurrido algo? Jongsu va encontrando indicios que no puede confirmar: un reloj que todas las modelos de la empresa de Haimi llevan, un gato que no se sabe si es de Haimi o no, el pozo del pueblo que algunos vecinos recuerdan y otros no, los viejos invernaderos alrededor, intactos, un viaje a un embalse... Todo o nada puede ser cierto.
Ya en su primera cita Haimi nos daba la pista definitiva para resolver el misterio: cuando hacemos el gesto de comer una mandarina invisible, no hay que pensar que la mandarina no es real, sino olvidar que es imaginada. Pero también había explicado a Jongsu que en su viaje por África aprendió que una tribu distingue entre el concepto de hambre pequeña, para las ganas de comer y hambre grande, para la curiosidad existencial. Todo lo que ocurre tras la desaparición de la chica será por tanto consecuencia del hambre grande de Jongsu.
Los elementos que Lee Chang Dong va introduciendo para constituír el thriller aparecen sin que seamos conscientes de su importancia, y pese a todo, la dirección del coreano hace que seamos capaces de dejarnos llevar. Renunciar al ritmo trepidante del género nos hace seguir el relato como si desconectásemos, como si flotásemos, en esas largas escenas de ligeros movimientos de cámara, fascinantes, que juegan con la luz mientras los minutos avanzan. Remarcable por su aparente simpleza la maravillosa escena en la que los tres personajes se encuentran en casa de Jongsu, con un atardecer interminable de fondo, un baile en topless de Ascensor para el cadalso y el ya mencionado tenebroso momento de la revelación entre la penumbra de los últimos rayos del sol. Una escena que al parecer tardó meses en ser terminada para poder pulirla de forma tan sutil que el resultado habla por sí solo.
hommecinema.blogspot.fr
Ya en su primera cita Haimi nos daba la pista definitiva para resolver el misterio: cuando hacemos el gesto de comer una mandarina invisible, no hay que pensar que la mandarina no es real, sino olvidar que es imaginada. Pero también había explicado a Jongsu que en su viaje por África aprendió que una tribu distingue entre el concepto de hambre pequeña, para las ganas de comer y hambre grande, para la curiosidad existencial. Todo lo que ocurre tras la desaparición de la chica será por tanto consecuencia del hambre grande de Jongsu.
Los elementos que Lee Chang Dong va introduciendo para constituír el thriller aparecen sin que seamos conscientes de su importancia, y pese a todo, la dirección del coreano hace que seamos capaces de dejarnos llevar. Renunciar al ritmo trepidante del género nos hace seguir el relato como si desconectásemos, como si flotásemos, en esas largas escenas de ligeros movimientos de cámara, fascinantes, que juegan con la luz mientras los minutos avanzan. Remarcable por su aparente simpleza la maravillosa escena en la que los tres personajes se encuentran en casa de Jongsu, con un atardecer interminable de fondo, un baile en topless de Ascensor para el cadalso y el ya mencionado tenebroso momento de la revelación entre la penumbra de los últimos rayos del sol. Una escena que al parecer tardó meses en ser terminada para poder pulirla de forma tan sutil que el resultado habla por sí solo.
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