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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Paul Renard, un joven francés, vive obsesionado por el recuerdo de Walter Holderlin, un soldado alemán al que mató. Después de leer y firmar la última carta de Walter, va a Alemania para hablar con su familia y pedirle perdón. Sin embargo, cuando la localiza y va a hablar con ellos, algo inesperado sucede. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imagino, que en alguna fresca noche de comienzos de 1930, en la sala de lectura de su casa en París, el escritor Maurice Rostand -quien entonces se hallaba cerca de cumplir 39 años-, se dispuso a continuar la lectura de, “Sin Novedad en el Frente”, un bestseller que había adquirido pocos días antes. Rostand, es hijo de poetas (Edmond Rostand y Rosemonde Gérard) y a su ser lo circunda un sentir pacifista que lo hace creer, con cada célula de su cuerpo, que toda guerra es un mal que repugna a la esencia humana.

Maurice se siente, en aquel momento, plenamente absorbido por la historia que el libro ofrece… y se compenetra tanto con el sentir de Paul, el soldado alemán, que casi consigue verse a sí mismo haciendo parte del cruento escenario que, con maestría, describe el escritor, Erich Maria Remarque... y la escena en la que, Paul, en forma instintiva apuñala al soldado francés, Gérald Duval, llegando a sensibilizarse profundamente en su agonía, a Rostand lo marca para siempre… y al irse a la cama, estas imágenes dan vueltas y vueltas en su cabeza, impidiéndole conciliar el sueño.

Es fácil creer que, los días que siguieron a la lectura del libro, tuvieron al escritor francés con la historia de Remarque dando vueltas en su cabeza… hasta que cae en cuenta de que, el libro (como el filme de, Lewis Milestone, que se estrenaría en diciembre de ese mismo año, en París), deja abierta una puerta que da paso a una posible continuación de la historia, partiendo de dos hechos particulares: De un lado, la manera como los adultos (padres y profesores), henchidos de rancio patriotismo, envían a sus hijos a la guerra como carne de cañón para defender intereses oscuros de los que nunca se enteran; y por otra parte, la promesa (no cumplida) del alemán Paul, de ayudar a la familia del soldado Duval, que podía proyectarse de manera muy interesante, invirtiendo incluso los papeles. Como reconocimiento a la influencia de Remarque, también, Rostand, llamaría Paul a su personaje central.

De esta imaginada manera, siento que pudo haber sido la génesis del libro, “L’Homme que j’ai Tué” (El Hombre que yo Maté) que, Maurice Rostand, publicaría en ese mismo año, 1930, y que, paradójicamente, en breve tiempo llamaría la atención de un director alemán, Ernst Lubitsch, quien –como Milestone- también lograría con esta historia, uno de los más valiosos y humanos filmes de su carrera.

Dos personajes, de muy breve pero imborrable presencia -el francés, Gérald Duval y el alemán, Walter Holderlin-, sirven de perfecto contrapunto cinematográfico, para demostrar de manera acrisolada e incuestionable, que es mucho más cruento e interminable el sufrimiento de aquel que mata sin razonables motivaciones, que el que puede percibir aquel que muere a causa del infortunio... y en la guerra se suman los muertos, pero, nadie suma los corazones que quedan destrozados para siempre.

Con total acierto, <<REMORDIMIENTO>>, nos habla del impetuoso deseo de redención que muchos hombres preservan en su alma, siendo que, del alcance de ella depende totalmente el reencuentro con la paz. Nos refiere también, de las extrañas, pero, magníficas formas que la vida nos ofrece para reconciliarnos... y hace mención del necesario perdón, cuando comprendemos que, muchas veces se hace daño sin intención alguna de hacerlo.

Memorables diálogos en otro brillante guion de, Samson Raphaelson y Ernest Vajda, e interpretaciones llenas de gracia y de inmenso fulgor, las que han logrado, Lionel Barrymore, Nancy Carroll, Zasu Pitts y Phillips Holmes.

<<REMORDIMIENTO>>, es uno de los filmes más sentidos que nos haya podido regalar, Ernst Lubitsch.
Luis Guillermo Cardona
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