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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Bélico. Fantástico. Romance Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Tras su muerte, el mayor Pete Sandidge (Tracy), piloto de un bombardero, se convierte en el ángel guardián de otro piloto, el capitán Ted Randall (Van Johnson), al que no sólo protegerá en las batallas, sino que también ayudará a resolver los problemas con su novia (Irene Dunne). Melodrama bélico de carácter propagandístico y elementos fantásticos. En 1945, fue propuesta como candidata al Óscar a la ... [+]
14 de mayo de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada guerra del siglo XX en la que intervinieron los Estados Unidos de Norteamérica, contó con la participación de los directores de cine que, durante cada confrontación, hicieron películas patrioteras y propagandistas, y en tiempos de postguerra, alabaron a los héroes que hicieron posible el triunfo o cuestionaron la crueldad de la guerra ante las tantísimas víctimas que produjo.

Victor Fleming tampoco pudo sustraerse a poner su granito de arena a la propaganda bélica durante la Segunda Guerra Mundial. Un guión escrito por Dalton Trumbo (uno de los Diez de Hollywood) fue puesto en su mano, y para Fleming, una palabra sonaba plena en la historia que se contaba: LIBERTAD. Un sólido argumento para justificar la guerra, para involucrarse en ella y para luchar denodadamente… más, cuando hasta Dios, sirviéndose de sus almas justas, “parecía dispuesto a orientar las armas que disparaban contra el enemigo y celebraba la aniquilación de los alemanes y japoneses que, tan infamemente, querían imponer el tenebroso fascismo a nuestro planeta”.

Hasta aquí todo suena a validar una guerra que, es bien claro, estaba justificada. Pero, lo que a mi me interesa de este filme es que, cada tanto, se evade muy sutilmente del cuento guerrero entre naciones, para decirnos que la libertad no es solo un interés de beneficio colectivo, sino que es, fundamentalmente, una conquista personal. Así, se entrelaza una historia de amor entre el jefe de cuadrilla aérea, Pete Sandidge (el siempre correcto Spencer Tracy), y la bella piloto Dorinda Durston (la agradable Irene Dunne), quien pone los pelos de punta al enamorado Pete, toda vez que la ve surcando el aire. El amor hace entonces que cada uno piense en como sacar al otro de estos riesgos, pero una tragedia sucede y Pete terminará convertido en el ángel guardián de aquella chica a la que no quiere perder ¡ni muerto!

De esta manera, aquella inamisible libertad que antes lo llevó a sacrificar su vida sin reparo alguno, le queda ahora como asignatura pendiente para sí mismo y hacia la acongojada Dorinda que, atada a su amor por él, no consigue rehacer su vida. ¿Será capaz nuestro héroe de conquistar este relevante sesgo de la libertad?

En este contexto, se salva un filme que a ratos decae y al que hay que meterle el diente para conseguir extraerle algo más que la tendenciosa e ingenuota propaganda que ofrece a simple vista.

Dizque un ejército de Dios, al servicio exclusivo de los americanos y dirigiendo aviones lanza-bombas que acaban con todo el que se encuentre dentro de su onda expansiva… ¡Puras patrañas gringas!
Luis Guillermo Cardona
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