Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia. Drama En plena Guerra Fría, el profesor Hamilton, un sabio ingenuo que creía en las bondades de la energía nuclear, al darse cuenta de su error, huye y se lleva consigo todos sus secretos. Encuentra refugio en Calabuch, un pueblo mediterráneo que a él le parece maravilloso porque la gente se limita a vivir y conserva el sentido del humor y de la amistad. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve la impresión -desde el momento en que comencé a ver esta película- de que, Calabuch, podría ser una palabra en juego con Calatayud, la ciudad de la provincia de Zaragoza donde está localizada la Academia Logística del ejército de tierra español… y mi sospecha se confirmó más aún cuando, en alguna escena de la película, suena en versión instrumental aquella vieja canción de, Emilio El Moro, en la que rememora una tierra de pasiones: “Si vas a Calatayud / no preguntes por Dolores / que una copla la mató / de vergüenza y sofocones”.

Pero, Calabuch aparece ubicada en el Mediterráneo (Peñíscola como locación) lo que podría ser un despiste o quizás porque, cuando se piensa en el paraíso, siempre la imaginación incluye agua en los alrededores; y lo que, Berlanga, pretende aquí es proponernos el paraíso. Por eso se inventa ese pueblo de contraste (y fábula), bien diferente de la España que él conocía… y muy parecido a la tierra que siempre soñó.

Calabuch, es un lugar de esperanza, y cuando allí llega, Jorge Serra Hamilton, el sabio atómico que busca llevarse sus secretos, lejos, muy lejos de los guerreristas, pareciera que el cielo le premia sus anhelos de paz porque, allí en Calabuch, en medio de las carencias descubre que la felicidad es, por sobre todo, compartir.

Berlanga, con su alter ego, Edmund Gwenn -el memorable actor que, quizás igual que a nosotros, lo hizo soñar con sus apariciones de noble anciano en filmes como, “Miracle on 34th Street”, “Mister 880” o “The Trouble with Harry”-, impone en aquel pueblo una vida descomplicada y placentera donde, como bien lo describe el viejo Hamilton: “Cada uno hace lo que le gusta, nadie se preocupa por ser diferente de los demás ni de lo que piensen los demás, y cada quien vive su vida sin hacerle daño a nadie”.

La historia, escrita por el mismo Berlanga, con la colaboración de Ennio Flaiano, Leonardo Martín y Florentino Soria, fluye como un río cristalino e incesante, en aquel Calabuch donde la amistad, el respeto, la solidaridad, la música… y la alegría, emanan hasta de aquellos que, en otros senderos, serían la sombra de muchas historias. Berlanga, pareciera acordarse de la Utopía de Tomás Moro (y ya llevamos dos Moros comprometidos de alguna manera), y como le ocurre, probablemente, a todo ser humano en algún momento de su vida, visualiza aquel lugar y aquellas condiciones de vida con las que podría sentirse en paz... y bien seguro que, el director español, entendía harto sobre la grandeza de lo simple.

<<CALABUCH>>, es un bello filme, es una invitación a soñar y es una luz de esperanza sobre la que valdría la pena reflexionar seriamente, pues, debe ser terrible mirarse ante el espejo y sentir que uno hace parte de aquellos que amargan al resto de la humanidad.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow