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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama En noviembre de 1959, Truman Capote lee una crónica del New York Times que relata el sangriento asesinato de los cuatro miembros de la familia Clutter en su granja de Kansas. Aunque sucesos similares aparecen en la prensa todos los días, hay algo que llama la atención del escritor y quiere utilizarlo para demostrar una teoría: en manos de un escritor adecuado, la realidad puede ser tan apasionante como la ficción. Consigue que el The ... [+]
9 de febrero de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bueno releer los libros que alguna vez nos interesaron porque, cuando se lee, sobre todo si se hace durante un buen rato, suele ocurrir que, por momentos, algo de lo leído nos traiga a la memoria algo vivido, y entonces, seguimos leyendo sin concentración alguna porque nuestra mente divaga entre los recuerdos que han aflorado. Por esta razón, en días recientes decidí retomar, “El Amor a la Vida” de Eric Fromm, y en esta segunda lectura, hallé un valiosísimo concepto que se me había escapado la primera vez y que ahora encuentro bastante oportuno. Dice, Fromm: “Quien no experimenta ninguna alegría por su propia vida, se vengará y preferirá destruir la vida, antes que aceptar que no puede darle ningún sentido a la propia. Está fisiológicamente vivo, pero anímicamente muerto. Surge, así, el placer intenso de la destrucción y la pasión por aniquilar a todos, incluso a sí mismo (…). Este es un sentimiento muy amargo para quienes lo experimentan, y no es simple especulación suponer que el deseo de destruir es una reacción casi forzosa”. Mis experiencias con personas en estado emocionalmente crítico me han llevado a una conclusión semejante... pero yo no hubiera podido decirlo mejor.

El escritor, Truman Capote, también llegó a conclusiones parecidas cuando decidió que había un gran filón en el sonado caso del asesinato de la familia Clutter por parte de dos jóvenes sin razón aparente para cometer el crimen. Sus indagaciones con la policía, su asistencia a los juicios y su íntima conversación con los dos convictos -muy particularmente con Perry- lo llevan a sentir que, más que desear una obra de impacto, está realmente ante dos hombres que no merecen ser vistos como monstruos y esto desea clamarlo a los cuatro vientos. Por eso decide ayudarles, consiguiendo abogados que asuman las apelaciones de su sentencia a la horca y, asistido por Harper Lee, la exitosa autora de “Matar a un Ruiseñor”, compromete varios años de su vida para conocer las razones más íntimas de aquellos hechos que llevaron a la destrucción, casi forzosa, de cuatro vidas humanas.

Después de la magistral adaptación cinematográfica que del libro hiciera, el director Richard Brooks, Bennett Miller nos muestra por su parte, y con solvente eficacia, la génesis de “A Sangre Fría”, recreando apartes de la vida privada de su autor Truman Capote, su investigación compartida con la señora Lee, y su muy estrecha relación con los condenados, pero, en especial con Perry Smith. “Es como si Perry y yo nos hubiéramos criado en la misma casa –diría el creador de la novela documental- y, un día, él salió por la puerta de atrás y yo por la de adelante”.

Con suma objetividad, y sirviéndose de esa perfecta y envolvente caracterización de Philip Seymour Hoffman, Miller nos desnuda el lado humano, ambivalente y polémico del genial escritor, pero también deja en claro el gran esfuerzo y el valioso compromiso que asumió para crear esa imprescindible novela que es, “A Sangre Fría”, en la cual queda muy claro que, Perry Smith y Richard E. Hickock, fueron mucho más víctimas que verdugos.
Luis Guillermo Cardona
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