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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia Llevado por un extravagante sentido de los negocios, Groucho mete en un barco con destino a Nueva York a las grandes estrellas de la Ópera de Milán. A bordo viajan también unos polizones: Harpo y Chico. Entre los tres revolucionan el barco, organizan un escándalo en Nueva York y convierten la noche del estreno en una locura que el mundo de la ópera nunca podrá olvidar. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que una de las grandes contradicciones de nuestra apreciada R.A.E., es acoger la palabra, nobleza (del latín nobilis: noble): generosidad, sencillez, bondad de corazón... y, en segunda acepción, asumirla como sinónimo de aristocracia (individuos que por nacimiento, por merced del soberano, o por haberlos comprado, poseen títulos y gozan de grandes privilegios a diferencia del resto de los ciudadanos… pero de aquellas cualidades, pocón pocón). ¡Tiene que haberse colado, algún día, un aristócrata en la academia... o sobre realidades históricas, los de la R.A.E. son tan objetivos como un congreso que sigue la brecha presidencial.

Soy un ferviente admirador de Los Hermanos Marx… Zeppo, bueno, fue una estrella fugaz; Chico, resultaba frío, pero era un excelente pianista y le hacía una soberbia segunda (o primera) a las rutinas con su hermano mayor; Groucho, está a la altura de, Oscar Wilde, jugando a los sarcasmos y a las frases mordaces; y sus extravagancias son maravillosas; y Harpo, es el inigualable niño-grande, capaz de decirlo todo sin una sola palabra y capaz de crear un caos entre el orden más estricto. Ellos juntos hicieron historia, revolcaron la historia, y dueños de una gran conciencia, exaltaron lo que se debe exaltar y se pararon (literalmente) encima de lo que debe cambiar (vean sino a Groucho y a Chico en el teatro junto a Lasparri).

Me tomó tres visionados penetrar la brillante estructura narrativa que posee, <<UNA NOCHE EN LA ÓPERA>> (verla con una chica provocativa o con algún locuaz al lado había sido improcedente), y una vez más, me convenzo de que siempre vale la pena volver a ver a los Marx, porque cada vez lucen más frescos y es posible ver cosas en cada película que no se vieron en otras ocasiones. Lo que puede pasar es que se les ve buscando solo frases ingeniosas o gags divertidos, y de ahí no pasamos, pero, puede suceder que como en, “Duck Soup” o en <<UNA NOCHE EN LA ÓPERA>>, el director tenga otras ideas que implican atención y cierto bagaje para poder penetrarlas.

El director, Sam Wood, se ha tomado su tiempo; tiene como claro objetivo una irreverente e iconoclasta crítica a la prepotencia y a la aristocracia; y no muestra empacho en arruinar un concierto, convertir una sala de opera en un teatro donde se cuecen duelos y se venden crispetas; y es capaz de hacer que, algo tan popular como el tema “Take me out to the ball game”, irrumpa encima de nada menos que “Il trovatore”; y es Harpo el que atrae la atención, primero de los chicos (jugando al pianista) y después del público, cuando, con sus locas piruetas sobre el escenario, sigue fielmente el ritmo de la ópera de Verdi. Los Marx, hijos del pueblo y mancillados por los “nobles”, dejan sentado al reivindicar a Ricardo y a Rosa, que su rechazo no incluye a la Ópera, sino a la arrogancia y al abuso.

De esta manera, y aunque en lo personal siento que sigue sobrando alguna canción y noté que se pasaron unos cuantos baches al momento de editar, creo ahora que es bien cierto: <<UNA NOCHE EN LA ÓPERA>>, es una de las más relevantes películas que hicieran los magníficos, Hermanos Marx.
Luis Guillermo Cardona
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