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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Thriller. Drama Una mañana, la policía descubre un horrendo crimen. Se trata de un cuerpo empalado en las orillas de un hermoso lago cerca de Bogotá. Para resolver el caso, el periodista Víctor Silampa y su ocasional compañero, el oficinista Emir Estupiñán, deberán internarse en los vericuetos de una historia macabra, pero también humana y divertida. Con la ayuda de Quica, una joven prostituta, y a cambio de algunos favores para el Coronel que está ... [+]
4 de septiembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, es cierto, “el virus del mal no reconoce fronteras”. Se expande cada día como una nube imparable que va oscureciendo hasta los sectores más altos y con más compromiso de la sociedad... y ya a pocos parece importarles esta vergonzosa y terrible situación… es más, ya son muchos los que tienen bien metido en la cabeza que ser honrado es ser tonto, ser digno es ser imbécil y, en cambio, ser tramposo y deshonesto es prueba de coraje y verraquera. Si estás dispuesto a jugar sucio, tienes empleo, un buen 'salario', “muchos amigos” y ocasiones de divertirte por todo lo alto... pero, si estás al margen de toda corrupción, has de trabajar con tus propios recursos… o te sumas a la larga lista de desempleados, a los sin amigos y a los olvidados… ¡no importa el talento que tengas ni lo mucho que podrías servir a esta sociedad!

Todavía recuerdo que, a un amigo empleado del gobierno le pedí, hace algunos años, que me ayudara con un empleo. Me ofreció, enseguida, que me metiera a trabajar con su grupo y que, en pocos meses, tendría una buena vinculación laboral para mí y para mi esposa. Le pregunté, entonces, si su jefe político era confiable como persona digna. Mi amigo me miró a los ojos y respondió con una claridad que se le atragantaba en el alma y con la que demostró que me apreciaba: “Sabe qué, Guille, mejor siga en lo suyo, porque por aquí no se consigue gente honrada”.

Con un guion de Jorge Goldenberg, basado en la novela homónima que, Santiago Gamboa, publicara en 1997, la película del director, Sergio Cabrera, también apunta en este sentido. Donde se espera que haya justicia, sólo hay paños tibios y castigo para subalternos y cargos menores, pero, el “poderoso” protege al “poderoso”, porque el dinero lo compra casi todo y puede poner una luz, aunque fría y mortecina, allí donde las almas sólo cargan veneno y sostienen el peso de haber hecho daño a incontadas personas.

El periodista, Víctor Silampa, decide indagar el caso de un hombre que ha sido asesinado para robarle 400 hectáreas de tierra en la troncal de occidente. Un concejal, un abogado, el dueño del bar Lolita’s, y alguna otra gente, están metidos en el asunto, pero, Silampa -deseando encontrar al hermano de su ocasional amigo Estupiñán, quien está desaparecido-, decide ir hasta el fondo del asunto porque su periódico espera resultados... y él ya tiene bien metidas las narices hasta con una joven prostituta del acreditado bar, conocida como Quica.

Una correcta puesta en escena, algunas atinadas actuaciones, y una historia bien estructurada donde se precisan los grandes esfuerzos y peligros que afrontan el periodista y sus amigos para acceder a una verdad que, quizás, no conozca nunca la luz pública y hasta podría quedar a la espera de la verdadera justicia, hacen de <<PERDER ES CUESTIÓN DE MÉTODO>>, una experiencia cinematográfica realista que, sin duda, consolida la carrera de uno de los más calificados cineastas con que ha contado Colombia.
Luis Guillermo Cardona
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