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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia. Musical Lorelei y Dorothy son dos cantantes que hacen un crucero desde los Estados Unidos a París. Una rubia y otra morena, con su belleza y encanto seducirán a todo el pasaje. Lorelei tiene el objetivo de casarse con un millonario, pero hay un inconveniente: tiene un novio cuyo padre contrató un detective para descubrir su juego. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de unas sesenta tareas como guionista o colaboradora en filmes que ya nadie recuerda, por fin la novela y la obra teatral que hicieron famosa a la escritora Anita Loos, resultó ser “LOS CABALLEROS LAS PREFIEREN RUBIAS”, una novela que salió a la luz en 1925 -tras la larga publicación de cortos sketches en la revista Harper’s bazaar-, en la que aludía a las relaciones sexuales con gracia y picardía, pero cuidando de no tocar terrenos de alcoba que pudieran alertar a las ligas puritanas. El personaje de Lorelei Lee, según la misma autora, le fue inspirado por una de las coristas de las Follies de Ziegfeld, Lillian Lorena, quien se hizo famosa por ostentar en todas partes los diamantes que le obsequiaban sus pretendientes. Por su parte, Dorothy Shaw era un modelo (alter ego) del sentir y la visión de la vida que tenía la propia Anita Loos.

“LOS CABALLEROS LAS PREFIEREN RUBIAS”, título que alude a la gran importancia que se venía dando en sociedad a los cabellos dorados (quizás derivado de la anterior fiebre del oro y que motivó a que muchas actrices tiñeran su cabello. Marilyn entre ellas), había sido primero llevada al cine por Malcolm St. Clair en 1928, y en Broadway se representó en numerosas ocasiones con bastante éxito.

Es Howard Hawks el llamado para dirigir este remake, y el resultado es un musical en cinemascope hecho con tanta eficacia, que lo convierte en uno de los que mejor se conserva con el paso del tiempo. Argumentalmente, es muy interesante la diferencia de intereses que manejan las leales amigas, pues mientras Lorelei, la rubia, vive chiflada con los hombres, jóvenes o viejos, atractivos o feos, gordos o flacos, pero que tengan diamantes, para Dorothy, la morena, la sensatez, el respeto y que se la ame de verdad, es todo lo que busca en el hombre al que dará su corazón…

Tanto la novela como la película, darán a ambas los mejores argumentos… y queda en cada quien, la decisión de elegir lo que prefiera para su vida: grandes lujos y una íntima y profunda sensación de vacío (pues podrá dar solamente el cuerpo), o una vida modesta pero sintiéndose aceptado y valorado como ser humano (pudiendo entregarse en cuerpo, mente y con fortaleza de espíritu).

Maravillosa actuación de Marilyn Monroe, convertida en gran estrella desde “Niágara”, quien, como Lorelei, desborda su natural instinto para la comedia, demuestra que podía hacer un show de primera línea, y que tenía el encanto a flor de piel para fascinar a cualquier hombre… y no precisamente por el color de su cabello. Junto a ella, Jane Russell está mejor que nunca física y actoralmente, logrando jugar a la parodia y a la mujer aterrizada con absoluta propiedad.

¡Ah! Y no esperen encontrar en la película a los tales caballeros que las prefieren rubias… yo no conseguí verlos. Y en realidad, a los hombres pies en tierra, nos da lo mismo de que color sea el cabello, los ojos o la piel de una chica, todo lo que nos interesa es que nos haga sentir que estamos en presencia de una mujer bien puesta, sensual, brillante o dulce.

En 1955, la continuación de la famosa obra, “Los caballeros se casan con las morenas”, también sería llevada al cine, dirigida por Richard Sale. Jane Russell y Jeanne Crain serían sus protagonistas.
Luis Guillermo Cardona
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