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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Romance A Lou Pascal (Burt Lancaster), un viejo gángster de poca monta que consigue algún dinero con las apuestas, lo mantiene en realidad la viuda de su antiguo jefe. En el mismo edificio que él vive Sally (Susan Sarandon), una atractiva mujer aspirante a croupier cuyo cuerpo lo tiene obsesionado. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué será que la vida no nos concede a veces las pequeñas cosas que le pedimos?, ¿Por qué habrá personas que se pasan la vida entera anhelando algo en particular y jamás lo consiguen ni por asomo?, ¿Por qué ha de ser que algunos solo aspiren a lo que las vida les deniega y no ven jamás la posibilidad de buscarse otra cosa?... Nada sencilla resulta la comprensión de la existencia, sobre todo cuando se nos enseña que, si no logras lo que tanto ansiabas, solo frustración puede caber en tu alma. Y por esto, tantas cabezas bajas entre los mayores, tantos hombros encogidos y tantos ceños fruncidos.

A nadie, o a casi nadie, se le ocurre enseñarnos que puede tener mejor suerte el que no logra lo que desea que el que siempre obtiene lo que se le antoja, porque no siempre es bueno lo que deseamos y no deseamos siempre lo que sería correcto. Tampoco se nos enseña que no basta con anhelar las cosas, ya que muchos desean con temor, con maleabilidad, con negligencia y hasta con sentimientos de no merecer aquello desean… y a quienes así piden, jamás se les concederá lo que dicen desear. Y también deberían enseñarnos, que a veces la vida nos deniega algunas cosas porque tiene para nosotros otras mucho mejores. De estas, nos dará pistas, pero es deber nuestro estar atentos para conseguir verlas.

En una ciudad (Atlantic city) que está siendo demolida paso a paso para dar lugar a una nueva esperanza, Lou Pascal, ahora viejo, no desea grandes cosas: solo sueña con ser un gánster (como Capone), tener una amante joven (como Sally la vecina de al lado) y ser capaz de defenderla de todo aquel que pretenda maltratarla. Pero, desde hace 40 años, Lou es solo un mantenido, cuidandero y amante esporádico de la enferma mujer de su exjefe... y consiguiendo centavos con pequeñas apuestas en las frías calles de las afueras.

Cuando Buddy, el arruinado marido de Sally, osa aparecerse con la hermana de ésta… embarazada de él, una ocasión de oro se presenta en el destino de Lou, cuando Buddy lo entra en el negocio de vender una droga que recién ha hurtado a unos mafiosos. Quizás, entonces, comience a tomar forma su lejano sueño y sus últimos días den sentido a las eternas mentiras que sobre su propia vida pregonó ante los demás.

Louis Malle, un director que sabía mucho de seres humanos, ya que tuvo sobradas experiencias de las buenas y de las malas, logra bordar unas figuras humanas vibrantes y muy sentidas. Y sirviéndose de solventes intérpretes como Burt Lancaster, Susan Sarandon y Kate Reid, consigue uno de los más redondos filmes de su carrera. “ATLANTIC CITY” desborda nostalgia, mirando con respeto ese turbio pasado que a veces persiste como si perteneciera a lo eterno.

Tanto Lou como Sally -quien por su parte ansía convertirse en la primera mujer croupier del casino de Montecarlo-, sienten los tropiezos, pero ellos insistirán en sus anhelos porque no han tenido ocasión de comprender otra cosa. No pueden verse como seres ejemplares, pero lograremos comprenderlos y aceptarlos en su pequeñez existencial y en esa sensación de soledad que les ha deparado la vida.
Luis Guillermo Cardona
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