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España España · Madrid
Voto de keizz:
6
Drama Narra la historia de la preparación y del legendario enfrentamiento por el campeonato del mundo entre Bobby Fischer, campeón de ajedrez norteamericano, y el campeón soviético Boris Spassky. El duelo, que tuvo lugar en 1972, en plena Guerra Fría, fue mucho más que un conjunto de partidas para conquistar un campeonato; prueba de ello es que captó la atención televisada de todo el mundo. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El campeonato mundial de ajedrez de 1972, disputado en Reykjavic entre el norteamericano Bobby Fischer (Tobey Maguire) y el soviético Boris Spassky (Lieb Schreiber) fue un acontecimiento, no sólo deportivo, sino político, social y mediático sin precedentes. En plena Guerra Fría, este histórico enfrentamiento fue mucho más allá de la pura competición deportiva.

Edward Zwick dirige este film en el que se analiza la complicada personalidad de Bobby Fischer, el genio del ajedrez norteamericano, que fue capaz de acabar con el dominio soviético en este deporte convirtiéndose así en el héroe de Occidente en aquel tiempo. Se pone el foco en los orígenes de Fischer, en su infancia, su juventud y sus inicios en el ajedrez hasta llegar a la cumbre en la famosa partida de Reykjavic. Lo que pasa después se limita a contarlos sucintamente en unos párrafos al final del film.

A Zwick le interesa más que nada la compleja mente de Fischer. Se centra en sus obsesiones, sus miedos, su genialidad ante el tablero, su insolencia y excentricidad en lo personal. Indaga en el complicado entorno familiar en que se crió y en la soledad en que se vió obligado a refugiarse, con el ajedrez como único estímulo en una edad muy delicada. Y esto lo hace bastante bien, pues logra crear una atmósfera y una tensión que hace que el espectador se interese realmente por el personaje y sus peculiares vicisitudes, todo ello aderezado con una excelente ambientación.

El modo en que el director plasma el desarrollo de las partidas, mediante primeros planos de los rostros de los jugadores combinados con otros de los movimientos de las piezas hace que los espectadores siempre sepan interpretar las jugadas. Incluso aunque no sepas jugar al ajedrez en absoluto, sabes si el movimiento ha sido una buena o mala jugada por el modo en que se representa.

Bobby Fischer es uno de los personajes más interesantes del siglo XX, en mi opinión. Su irresistible talento y su perturbadora personalidad hacen de él un personaje al que siempre es fascinante acercarse. Su mente seguía su propia lógica, funcionaba de un modo distinto al que funcionan las demás. Delante del tablero era brillante, innovador, valiente, creativo, seguro de sí mismo. Pero cuando las piezas se guardaban en la caja y tenía que ocuparse de los movimientos de su propia vida era un completo desastre, autodestructivo, caprichoso, incapaz de socializar y con graves problemas de autoestima.

Todo esto queda bastante bien expuesto en la película, y es muy difícil hacerlo. En este sentido, hay que aplaudir la labor de Zwick. El espectador se interesa por la figura de Fischer, irremediablemente. Y creo que más los que desconocían su figura que quienes ya sabíamos de él. Para mí, esto es lo mejor de la película, junto con el punto álgido que es sin duda el desarrollo de la famosa sexta partida del mundial del 72.

Tobey Maguire está indiscutiblemente bien, pero a mi me pasa algo con este actor, y es que no me lo creo. Ni siquiera cuando, como en este caso, consigue una interpretación muy buena. Maguire hace una gran composición de personaje, hace un trabajo metódico, riguroso e irreprochable. Sin embargo, por lo que sea, no le veo de Bobby Fischer. Pero en fin, es cosa mía. Objetivamente, la verdad es que su interpretación es bastante buena. Junto a él, destaca también Liev Schreiber con una muy buena caracterización de Boris Spassky, en un papel muy contenido de estos que se le dan tan bien interpretar. Asimismo, los otros dos actores principales, Michel Stuhlbarg y Peter Sarsgaard están correctos.

Quizá el problema de la película sea su intento por ser demasiado estricta con los hechos. Suele ser el problema de los biopics. Contar los hechos está muy bien, pero en las películas hay que poner algo más para añadirle fuerza. Para contar los hechos sin más ya están los documentales. En este caso creo que la película habría salido ganando si en vez de ser tan precisa hubiera tenido algo más de alma.

Quizá para los grandes aficionados al ajedrez la película defraude un poco. No se habla mucho de ajedrez, de la técnica del ajedrez ni de la esencia de su juego. No es la típica película que crea afición, de la que sales con ganas de jugar al ajedrez. En ese sentido, es una película destinada más bien a los profanos en la materia. Por otra parte, el componente histórico agradará a ambos bandos.

Yo se que no es una gran película, pero me gustó. Tiene bastante interés, para mi gusto, pues siempre me llamó la atención la figura de Bobby Fischer. Seguramente a nivel artístico no sea gran cosa, pero me parece una gran manera de pasar dos horas.

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keizz
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