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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Drama Basada en un hecho real ocurrido en 1850, narra la historia de Solomon Northup, un culto músico negro que vivía con su familia en Nueva York. Tras tomar una copa con dos hombres, Solomon descubre que ha sido drogado y secuestrado para ser vendido como esclavo en una plantación de Louisiana. Solomon contempla cómo todos a su alrededor sucumben a la violencia y a la desesperación. Pero él decide no rendirse y esperar a que llegue el ... [+]
26 de febrero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras debutar en 2008 con la película Hunger y continuar después con la excelente Shame, el director inglés Steve McQueen se hizo con un hueco importante dentro de las preferencias de la cinefilia mundial como uno de los directores más personales, inquietos y provocadores del panorama cinematográfico actual. De esta forma la llegada de su tercera película se anunció casi como si de un acontecimiento se tratase. Y la sorpresa no puedo ser mayor, ya que el nuevo proyecto, 12 years a slave, no podía estar más alejado, a priori, de lo que Steve McQueen nos había ofrecido en sus dos primeras películas. Su nueva película se presentaba como un drama de época ambientado en los Estados Unidos en el siglo XIX y que hablaba de un asunto tan serio como la esclavitud.
Una vez vista la película, y aunque 12 años de esclavitud se mueve en un terreno completamente distinto, se aprecia la mano del director tras la cámara. McQueen se acerca a los rostros y a los cuerpos de sus personajes con la misma dolorosa fisicidad con que lo hacía en sus anteriores obras, mientras que estéticamente nos vuelve a ofrecer imágenes tan bellas y cuidadas como descorazonadoras, brutales por momentos. Aquí, tal vez por el asunto tratado, su tono es más clásico y ortodoxo, pero su personalidad sigue presente, aunque sea de forma más sutil, con la misma fuerza que en sus dos primeras películas.
12 años de esclavitud se centra en la historia verídica de Solomon Northup, un hombre negro y libre que vivía en Nueva York a mediados del siglo XIX, en un posición socialmente acomodada. Su vida da un vuelco cuando, tras un engaño, es secuestrado y vendido como esclavo en los estados del sur. Allí comienza un dramática odisea de doce años en la que sufrirá en carne propia la brutalidad que un ser humano es capaz de infligir a un semejante, hasta recalar en la plantación de Edwin Epps. Ahí culminará este dramático peregrinaje de la forma más intensa y salvaje.
El enorme potencial dramático del relato eleva el poderío de la película muy por encima de algunas, nada despreciables, limitaciones de su guion. Una de las dos principales pegas que cabe ponerle a 12 años de esclavitud, y que limitan, aunque sea moderadamente, el entusiasmo, es que puede acabar resultando un relato más plano de lo esperado. Una vez que se presenta el conflicto que da lugar a la historia, el tono dramático del relato resulta un tanto monótono. Sabemos lo dura que es la vida de los esclavos, y de ahí prácticamente no nos movemos en toda la película. Personajes como los encarnados por Benedic Cumberbatch, Alfre Woodard o incluso, de forma más obvia, Brad Pitt, introducen los pocos matices que se permite el relato. Por otra parte cuando llegamos al final de la historia sabemos que han pasado doce años porque nos lo dice el título, pero eso nunca se ve reflejado en el desarrollo de la historia. Tal vez esto esté relacionado con esa monotonía en el tono que acompaña toda la narración.
Estas son las dos principales pegas que poner a una película que, por otra parte, proporciona elevadísimas dosis de buen cine que no por ello se ven empañadas. Y es que el talento de Steve McQueen como director queda reflejado en casi todos los fotogramas de 12 años de esclavitud, brillando su contundencia en varios momentos de intenso clímax dramático. En ese sentido la secuencia de los latigazos, al final de la película, sirve de catarsis emocional para el espectador después de haber sufrido toda historia de una forma tan intensa como contenida.
Por primera vez Steve McQueen dirige una película con muchos personajes, aunque sean breves, de importancia, y demuestra que su enorme capacidad como director se extiende también a su dirección de actores, algo que hasta ahora solo había demostrado en las carnes de Michael Fasbbender. Su actor fetiche tiene aquí el papel más desagradable de la función, realizando una interpretación brutal y despiadada de Edwin Epps. El protagonismo recae en Chiwetel Ejiofor, todo emoción en su sufriente personaje. Destacar también entre todos los demás actores a dos mujeres, la cada vez más consolidada Sarah Paulson que pone los pelos de punta en su frialdad, y la emergente y desconocida Lupita Nyongo que tiene un personaje corto pero imprescindible en la historia y que protagoniza dos o tres de las mejores secuencias de la película.
12 años de esclavitud está siendo reconocida como una de las grandes películas del pasado 2013, reconocimiento más que merecido, por más que algunas limitaciones me impidan hablar de la obra maestra que mucho sí han visto.
ernesto
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