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España España · Barcelona
Voto de Redelbe:
10
Comedia. Drama. Romance Melvin Udall (Jack Nicholson), un escritor maniático que padece un trastorno obsesivo-compulsivo, es el ser más desagradable y desagradecido que uno pueda tener como vecino en Nueva York. Entre sus rutinas está la de comer todos los días en una cafetería, donde le sirve Carol Connelly (Helen Hunt), camarera y madre soltera. Simon Nye (Greg Kinnear), un artista gay que vive en el apartamento contiguo al de Melvin, sufre constantemente su ... [+]
25 de septiembre de 2013
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No existe mejor ejemplo de personaje neoyorkino contemporáneo que alguien aquejado de algún que otro trastorno psicológico. Ha sido así con Woody Allen, el propio Scorsese, los tarados que poblaban 'Seinfeld' o este magnífico Melvin Udall (re)creado a partes iguales por Jack Nicholson y el guión de su amigo y también director James L. Brooks.

Su trastorno obsesivo-compulsivo diagnosticado y no tratado, su narcicismo, su inseguridad letal ante los otros y todo lo demás que no sean él es, en efecto, la mejor puesta en escena posible no ya para esa urbe americana sinó para cualquier ciudad plenamente activa en este siglo XXI en crisis, confuso, cambiante, enérgico e hipertecnológico. Es pues, un personaje esencial que define a una época y unas gentes, un icono.

El guión escrito a cuatro manos entre Brooks y Mark Andrus es perfecto. Perfecto. Conoce muy bien los parámetros de la comedia en general (siempre es un drama), de la comedia romántica en particular (siempre los contrarios atraídos luchan contra sus propias taras y no contra el destino) y, por encima de todo, sabe como somos las personas. Sabe bien de nuestros miedos, nuestra perseverancia estoíca y aparentemente inútil ante la vida, nuestros sentimientos y nuestros errores. Esa combinación inusual de fuerzas, sumadas a unos diálogos punzantes, listos y talentosos, una dirección de actores alucinante y unas interpretaciones espectaculares de todos y cada uno de los actores suman para convertir a este film en un clásico referencial, como demuestra, por ejemplo, 'El lado bueno de las cosas', que cogió dos décadas después su relevo inconfeso pero evidente y con buenos resultados.

No reírse y no emocionarse con su visionado sí que me parece de psiquiatra.
Redelbe
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