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Voto de Melón tajá en mano:
8
Drama Crónica de la rutina diaria de la unidad infantil del Departamento de Policía de París: abusos a menores, conflictos familiares, niños carteristas, violaciones, sexo precoz... Fred, un policía rebelde, se enamora de Melissa, una fotógrafa nombrada por el gobierno para colaborar con este cuerpo policial. Ella se encuentra dividida entre Fred, y el violento mundo en el que vive diariamente, y Lino, su rico e infiel esposo. (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2012
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
'POLISSE' explora el ámbito policíaco mezclando el tratamiento dramático y una realización más propia del documental que de la ficción. No hay protagonistas. Ni "polis" buenos ni "polis" malos. Todo el peso narrativo recae sobre los miembros de la Unidad Infantil de la Policía parisina, algo así como la brigada de protección de menores. Víctimas y verdugos también tienen su relevancia en la historia, pero la directora francesa prefiere en esta ocasión servirse de ellos como medio para llegar al fondo de cada uno de los miembros del Cuerpo.

Decir que los diálogos son excelentes sería quedarse corto ya que estos consiguen, ayudados por la destreza de la cámara, impregnar la cinta de naturalidad abrumadora y realismo a gran escala. Maïwenn y sus personajes trasladan la carcajada a su terreno acentuando, para bien y para mal, el sentido del humor francés. A saber: ácido, crudo, también autocrítico. Excesivamente ofensivo para los más sensibles y muy mal rematado en algunas escenas, pero tremendamente útil para pellizcar donde más duele. El caso es que golpea con fuerza hurgando en las heridas sin demasiados miramientos pero con tacto y profundo conocimiento de causa. Los franceses trabajan desde cotas intelectuales inapreciables para el resto. Hay que decirlo más en lugar de tacharles sistemáticamente de pedantes cada vez que tratamos de esconder nuestro estúpido complejo de inferioridad.

Lo mejor y más atractivo de 'Polisse'es que no utiliza su punto de vista para juzgar sino para mostrar los conflictos de un grupo de personas absorbidas por la dureza a la que se ven sometidos en el trabajo cada día. Dejémonos de demagogias: conviene que nos quitemos durante dos horas de nuestra vida la coraza del progresismo para reivindicar por fin la importancia de algunas funciones y labores que desempeñan ciertos sectores de la policía.

Todos los actores están soberbios y su casi anonimato nos ayuda a olvidarnos de su capacidad como intérpretes. Maïween se reserva para sí misma el peor personaje de la cinta, el más innecesario y el más agarrado al cliché. No se sabe muy bien qué pinta en medio de todo. Su personaje no suelta la cámara de fotos, quizá tratando de simbolizar la presencia de la visión como directora en mitad del cotarro. Quién sabe. Lo importante es que ha usado la otra cámara (la de cine) para filmar un tratado lleno de matices acerca del compromiso humano, social y profesional de un montón de individuos que viven y creen en su profesión.

Atentos a esta película que, pese a estar muy mal cerrada, incluye algunas de las mejores secuencias que se hayan rodado en la historia del cine europeo. Y mucho ojo con esta directora porque su película supone un repaso crítico y excepcionalmente bien filmado al estado social en que se encuentra la infancia en la vieja Europa.
Melón tajá en mano
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