No entiendo la sobrevaloración de ese falso documental, con un narrativa inaguantable, muy pesada, lleno de caminos sin ningún sentido, requiebros y más requiebros a la historia documental pésima como el que lee un periódico, una eterna chachara de un gordo chapucero vividor vejestorio llamado Orson Welles, reconvertido en el egocéntrico de américa por ser un olvidado más en Hollywood, al igual por pesado, pero no por su masa, si no por su personalidad, insufriblemente ególatra, además de carecer del dinero parao poder comerse esas langostas XXXL que son las que él y sus borrachines allegados gastan para picotear (y esto es cierto por que está dentro de la primera hora), y por ello ahora entiendo porqué es tan caro financiar un film de Orson Welles.

El film trata sobre la falsificación, con una apuesta muy personal, medio documental, medio falso documental, con un ¿giro argumental? La leche sin bizcocho, era lo lógico si uno pone intención, como el final, se le ve venir al vuelo y es qué el perezoso mago irlandés lo deja claro desde el principio, y aunque tanta palabra llega a desvirtuar, si se pone atención, se ve claramente, por eso sigo sin entender, como se puede engrandecer el narcicismo, porque por un pelo más y la película va sobre "las vacaciones de Orson Welles en Ibiza".



No lo recomiendo en absoluto, es más, alejaros de ella todo lo que puedan, porque el mundo está loco y esto ni es cine y mucho menos entretenimiento.