Tal vez exagere Ben Affleck al retratar un barrio de Charlestown, en la ciudad estadounidense de Boston, donde no parece escapar a la violencia ninguno de sus habitantes. Muestra de este arrepentimiento a la hipérbole es el comentario en los títulos finales en el que aunque reconoce que el lugar tiene la fama merecida por sus numerosos atracos, afirma que la gran mayoría de los que allí viven son por supuesto personas honradas.

Exagerado o no, el contexto es ideal para desarrollar una historia con reminiscencias a las mejores películas del hampa, desde el más clásico "Scarface" de Howard Hawks que comenzara a crear para el cine el mito de una ciudad de delincuentes en la América de los años 30, hasta el más moderno "Atrapado por su pasado" de Brian de Palma, donde se nos habla de la imposibilidad de redención y escapatoria de quien está inmerso en ese mundo, algo sin duda muy aproximado a lo que subyace dentro de "The Town".

El actor renovado como director, que vuelve a demostrar indudable talento de realizador igual que hiciera en la anterior y premiada "Adiós, pequeña adiós", también encabeza esta vez un reparto que sabe valorar a lo que se enfrenta y da bastante de sí a la hora de sacar partido a personajes llenos de fuerza y bien desarrollados: el protagonista Doug hastiado por su destino, la chica Claire -una Rebecca Hall dando sus mejores registros como ya viéramos en "Vicky Cristina Barcelona"- que aparece milagrosamente para iluminarle la vida, la tercera en discordia Krista -expresiva y convincente Blake Lively-, el amigo sin escrúpulos pero con principios James, el policía que sigue implacable la pista, entre otros... Todos conforman a un grupo verdaderamente atrapado por su pasado, introducido en la inercia de la ciudad de las balas, donde sin remisión los polis persiguen a los príncipes del delito.

"Prince of thieves" -príncipe de los ladrones-, novela en la que se basa el guión, ve recogido su espíritu en este trabajo cinematográfico que supera al original con creces, posiblemente por esa labor medida de ajustar las dosis necesarias de acción propia del thriller con un acertado desarrollo de personajes imbuido de cierto drama, que hacen que el atractivo planteamiento de un amor imposible en el que ladrón y rehén se enamoran sin ella saber la verdad, desemboque también en un final distinto tanto al trágico en que suelen abocar las tramas de delincuentes atrapados por su mundo, como al empalagoso "happy end". Una vez más, Affleck mide bien el pulso al argumento que tiene entre manos.