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España España · Madrid
Voto de Kurtz:
4
Aventuras. Acción Durante la II Cruzada (1147-1149), el Capitán Trueno encuentra en las mazmorras de una fortaleza de Palestina a un cristiano moribundo llamado Juan de Ribera, que le encomienda la misión de llevarse a España un cáliz sagrado que según él es el Santo Grial, que fue robado a una orden religiosa milenaria. Trueno, sus inseparables amigos Crispín y Goliat y una princesa vikinga llamada Sigrid de Thule tendrán que hacer frente a un malvado ... [+]
3 de junio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace falta mucha nostalgia y esa sobredosis de comprensión que nos exige a veces el cine español para perdonarle a esta película sus muchos defectos.

Las grandes productoras redescubrieron las posibilidades recaudatorias del cine épico con The Last of the Mohicans (Michael Mann, 1992) y Braveheart (Mel Gibson 1995) Pongo estas 2 porque tuvieron mucho éxito y porque marcaron una forma de rodar las escenas de acción y los combates multitudinarios. De pronto todo cobraba una violencia y velocidad espectaculares que impregnaban de realismo la historia. Además se buscaban vestuarios auténticos, escenarios naturales y todo el montaje pretendía situarte en un contexto real, aunque sólo fuera superficialmente (no me sé los detalles de la conquista de Canadá ni de la peripecia nacionalista de William Wallace). Desde luego transportaban al espectador a un momento histórico, lejos de la fantasía de hielo seco y cartón piedra de la década anterior, con Excalibur (John Boorman 1981) como mejor ejemplo y muchas más que desde luego estaban lejos de ser megaproducciones (Willow, Die unendliche Geschichte = La Historia Interminable, Labyrinth, Legend, Lady Hawk). A mediados de los 90 convergen los 2 estilos, First Knight (Jerry Zucker 1995) con buenos actores pero una puesta en escena edulcorada llena de melenas vidal sasoon y armaduras relucientes, y Braveheart con combates trepidantes, sangre de hachazo manchando la lente y mucha mugre. El fracaso de la primera y el éxito de la segunda crean un nuevo patrón y Ridley Scott recoge el testigo con su potente Gladiator (año 2000). El gran antecedente inmediato en superproducciones épicas del héroe de capa y espada, es sin duda el soldado norteamericano de la II GM con Saving Private Ryan (Steven Spielberg, 1998) y The Thin Red Line (Terrence Malick, 1998) que salieron en el 98 para coincidir en contexto y realismo. A partir de ahí, barra libre de cine épico histórico y fantástico. La trilogía del anillo empieza el milenio batiendo records, sólo el primer Harry Potter consigue arrebatarle el puesto como película más taquillera a un Frodo recién estrenado en 2001. Las 2 siguientes entregas de la saga de Tolkien serán número 1 en 2002 y 2003. En 2002 los soldados de EEUU agotan la hazaña bélica con We were Soldiers (Randall Wallace, 2002) y Windtalkers (John Woo, en 2002) y 3 años después ocurre lo mismo con el espadazo pseudo-histórico. En 2004 se estrenan King Arthur (Antoine Fuqua, 2004), Troy (Wolfgang Petersen, 2004) y Alexander (Oliver Stone, 2004). Tom Cruise se apunta un año más tarde coproduciendo The Last Samurai (Edward Zwick, 2005) cambiando la europa medieval por el siglo XIX japonés, pero manteniendo la fórmula del epic drama, con banda sonora de Hans Zimmer incluida.

Después de casi 3 décadas de sequía Hollywood había vuelto a apostar por las superproducciones bélicas de época o de figuritas de rol hasta saturar la fórmula por agotamiento del público. En la segunda mitad de la década, chinos e ingleses retoman el modelo. El cine español también hace experimentos a lo grande con Alatriste (Agustín Díaz Yanes, 2006) y aunque la idea es buena y no se escatiman gastos, uno se queda con una sensación de oportunidad perdida. Ridley Scott por su parte se lleva el cine épico a su país con Kingdom of Heaven en 2005 y vuelve a EEUU para rodar el enésimo Robin Hood en 2010. En ese intervalo de tiempo en China se suceden superproducciones como Mo Gong (Chi Leung 'Jacob' Cheung, 2006), The Warlords (Peter Chan, 2007) o Acantilado Rojo (John Woo, 2008). Y en el Reino Unido desfilan romanos, caballeros y criaturas de cuento en producciones bien realizadas con repartos solventes hasta entrar en la siguiente década. The Last Legion (Doug Lefler, 2007), Solomon Kane (Michael J. Bassett 2009), Centurion (Neil Marshall, 2010) Ironclad (Jonathan English, 2011) y The Eagle (Kevin Macdonald, 2011) son algunos ejemplos.

Y por ahí van los tiros en la escena internacional, con un Prince of Persia suavizado por Disney que no ha cumplido expectativas en 2010, cuando nuestra “industria” consigue por fin llevar a la pantalla al héroe por excelencia del comic patrio (perdón, del tebeo patrio). El hostión en crítica y taquilla es considerable. Una pena que Antonio Hernández, después de haber rodado la estupenda En la Ciudad sin Límites en 2001, se lanzase a esta aventura. Supongo que el éxito comercial que consiguió con Los Borgia en 2006 tiene parte de culpa. La versión que ha llegado a mis manos tiene los menús en alemán (¡!) y me sigo preguntando alucinado cómo esta película ha conseguido traspasar nuestras fronteras.

Si hablamos de la peli, no sé por dónde empezar. Cogidos uno a uno los actores no están tan mal. Sergio Peris Mencheta podría haber sido un buen Capitán Trueno. La pareja de Goliath (armado con su as de bastos de goma del todo a cien) y Crispín es divertida a ratos pero no es creíble. El conjunto entretiene pero carece de ritmo y la realización tiene ese aire de telefilme y obra de teatro típico de muchas producciones españolas. Sólo un espectador entregado, un público infantil o alguien que hace mucho que no va al cine puede dejarse llevar por esta película.
Kurtz
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