‘Tiempos felices’ parte de una premisa interesante: un joven intenta romper con su novia de muchos años pero él no sabe cómo hacerlo, para eso, recurre a los servicios de una extraña organización que ofrece solucionarle el problema.

La ópera prima de Luis Javier M. Henaine consigue sus pocas virtudes en el gran trabajo actoral de sus protagonistas, Luis Arrieta y Cassandra Ciangherotti demuestran que han nacido para hacer comedia romántica, el resto del elenco aporta poco al relato.

De entrada, esa extraña decisión de la mayoría de los directores mexicanos de películas recientes de poblar sus filmes de rostros conocidos con papeles intrascendentes, por acá vemos desfilar a Roberto Sosa o Claudette Maillé entre otros varios.

Otra decisión muy partícular es la de no ubicar temporalmente la historia, ya que aunque el trabajo de ambientación es destacado, narrativamente no funciona y todo parece centrarse en un mero capricho, esto, más la temperatura de color seleccionada y muchos de los planos forzadamente centrados, solo juegan a emular el trabajo de Wes Aderson, pero siempre desde lo estético, porque narrativamente no hay mucho para comparar.

Así, la falta de coherencia en el guión, que impide construir el verosímil del relato, más las caprichosas decisiones estéticas, dan al traste con una idea potente que no termina de cuajar, con demasiadas ideas prestadas que resaltan la falta de personalidad de un filme que se quedó a mitad de camino.