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México México · Monterrey
Voto de Quique Mex:
6
Drama Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filmografía de Tim Burton, uno de los directores con una de las personalidades propias más influyentes de los últimos años, parecía haber caído en una especie de autorepetición en sus últimos filmes, por lo que la aparición de ‘Big Eyes’ supone una búsqueda diferente para el director.

Y es que ‘Big Eyes’, la segunda película biográfica de su filmografía luego de la excelente ‘Ed Wood’, es la película donde cuesta más encontrar los rasgos habituales de su cine, que le convirtieron en un director de culto, pero eso no significa que sea una película mala, aunque si, no del todo lograda.

Ahora cuenta la historia de Margaret Keane (inmensa Amy Adams), y su esposo Walter Keane (Christoph Waltz), una mujer en los años 50 que decide abandonar a su primer esposo en una época en que esto no era común, mudándose a San Francisco con su hija, donde conoce a Walter cuando ambos ofrecen sus pinturas en una muestra callejera.

La obra de ella se distingue por retratos con unos peculiares ojos más grandes de lo normal y tristes en demasía, las de Walter son todas escenas en calles parisinas. Luego de casarse, él decide buscar espacios para promocionar sus trabajos siendo los cuadros de Margaret los que despuntan, ante esto Walter la convence de decir que es él quien hace los retratos ante la poca credibilidad de las pintoras en la época, a lo que inexplicablemente Margaret accede casi sin chistar, y que la película nunca se decide a explorar.

A partir de este punto, la película de Burton se centra en la, primero, disputa doméstica que devendrá en legal cuando Margaret exija el crédito de la autoría de su obra, al descubrir que su marido no ha sido del todo sincero con ella, en un momento en que sus obras se convirtieron en bastantes populares.

Solventada casi en su totalidad por la brillante interpretación de Amy Adams, que borda su personaje siempre en el tono que el relato requiere, llevándolo desde la sumisión hasta una evolución que la rebela ante su marido, algo que no sucede con el personaje que interpreta Waltz, que se desborda con bastante frecuencia con momentos que parecen ubicarlo en una película muy diferente a la que nos ocupa, el nuevo film de Burton se vuelve bastante rutinario quedando la impresión que pudo haber sido filmado por cualquier otro director sin personalidad, algo que no suele ocurrir en sus películas.

Así, la más reciente película de Tim Burton parece un punto de inflexión en la carrera del realizador, quizás buscando el nuevo rumbo que tomará su carrera, que por lo pronto parece bastante lejos de la genialidad que lo caracterizó en la época de ‘Ed Wood’ y ‘Edward Scissorhands’, sus obras maestras.
Quique Mex
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