Sin infravalorar a Selick, es sin embargo reseñable la inminente presencia de Burton detrás de los "focos" creativos de esta portentosa cinta.

Sin duda alguna, todo un derroche de imaginación, talento y fantasía al servicio del espectador, quien podrá admirar en todo su esplendor esta genuina sinfonía de imágenes y sonidos de mundos paralelos (algo recurrente en la filmografía de un cineasta como Tim Burton).

MAGNÍFICA a sí mismo el derroche de imaginación del colaborador habitual de Burton en las lides musicales, el genial Elfman quien compone una maravillosa banda sonora de esas que entran a formar parte del subconsciente colectivo de los grandes amantes de este maravilloso arte.

La obras de Burton siempre van revestidad de ese carácter conceptual que finalmente las hace subir de rango, dotándolas de un plus de calidad adicional digno de las obras mayores.

Toda una obra de arte de culto que significa o implica también una nueva forma de concebir el cine, una sutil línea que delimita los bordes de un nuevo estilo conceptual de arte cinematográfico, y que supone a sí mismo un soplo de aire fresco a los cada vez más oxidados resortes y engranajes de esta mastodóntica maquinaria que sostiene el séptimo arte.

SENCILLAMENTE MARAVILLOSA.