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Voto de Reaccionario:
4
Fantástico. Aventuras. Acción En la Tierra Media, el Señor Oscuro Sauron ordenó a los Elfos que forjaran los Grandes Anillos de Poder. Tres para los reyes Elfos, siete para los Señores Enanos, y nueve para los Hombres Mortales. Pero Saurón también forjó, en secreto, el Anillo Único, que tiene el poder de esclavizar toda la Tierra Media. Con la ayuda de sus amigos y de valientes aliados, el joven hobbit Frodo emprende un peligroso viaje con la misión de destruir el ... [+]
5 de octubre de 2014
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aprovechando que la han vuelto a poner por televisión y que estoy revisando últimamente grandes éxitos de los últimos años, ni más ni menos que la segunda más taquillera del mundo en el 2001, he decidido volver a probar suerte con “El señor de los anillos”. La conclusión es que no me ha parecido tan mala como antaño, incluso es más o menos distraída, por más que sea un poquito larga, 180 minutos son muchos, la historia de amor me desagrade o que la concepción de la Tierra Media, el mundo recreado por Tolkien, me parezca de lo más insustancial. Presentada como mero espectáculo, por ejemplo, la acción es totalmente inverosímil, combates atropellados en los que cualquier mindundi, incluso un hobbit, se carga a cincuenta orcos a la vez o con monstruos que se agitan mucho o ponen caras pero ya está, muchos personajes, vistas panorámicas, masas generadas por ordenador y más movimientos de cámara, pero poca reflexión aunque engolada, termina por desaprovechar algunas virtudes que parecen asomarse en el voluminoso texto original como puede ser el aspecto místico-simbólico del anillo como fuente del mal, pero que por muchas vueltas que le den resulta bastante inútil.

Sin embargo más grave aún me parece que Tolkien, aunque no lo parezca, desmitifica toda la fantasía. A la postre los seres antaño mágicos del relato quedan relegados a pueblos "iguales" (la dichosa igualdad) a nosotros. En el fondo, serían como especies de la raza humana o de países pero nada más. Hay blancos, hay negros, hay enanos, hay elfos, hay hobbits, etc. De este modo se rompe la tajante separación entre el ser mágico y el humano que rara vez coinciden. En este sentido la equivocación más grave es la inclusión hasta el protagonismo de los dichosos hobbits, unas figuras creadas directamente por Tolkien que no tienen ni atributos especiales ni funciones cosmológicas ni nada, al revés que el resto de seres féericos, salvo ir por ahí descalzos como cabras. Ya puestos, ¿qué tal si la heroína hubiera sido la elfa (la guapa Liv Tyler)? Desde luego mucho mejor. Pero, si ni siquiera la incluyen en la Comunidad del Anillo. Hilando con lo anterior, lo femenino, la elfa, debe rebajarse para estar al nivel del varón, idea completamente absurda y moderna, pues el poder de éstas, como el de las ninfas o hadas, es tal que siempre se mantienen en un plano superior, incluso peligroso, al ser humano.
Reaccionario
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