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Voto de Sandro Fiorito:
8
Thriller. Drama Mickey Haller (McConaughey), un astuto abogado de Los Ángeles, se ha especializado en defender a criminales de poca monta procedentes de los barrios bajos. Cuando se le presenta la oportunidad de defender al joven Louis Roulet (Ryan Phillippe), un rico heredero de Beverly Hills, acusado de intento de asesinato de una prostituta, su carrera da un vuelco, pues esto significa percibir unos ingresos muy superiores a los habituales. Sin ... [+]
19 de mayo de 2011
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran sorpresa para los amantes de los buenos dramas judiciales y del cine en general. En “The Lincoln Lawyer” no sólo importa lo que se cuenta, que es una extraordinaria y bien labrada historia tejida por el guión que John Romano (“Crueldad intolerable”, 2003) adapta basándose en la novela de Michael Connelly (escritor al que recurrió Clint Eastwood para su “Deuda de sangre”, 2002), sino cómo se narra y de qué manera se ofrece. Su cámara nerviosa contrasta con algunos encuadres más pausados que consiguen que una simple imagen de un rostro o un vehículo se transmita con el cuádruple de belleza y virtuosismo que en otras muchas producciones de temática similar. A veces da la sensación de que el departamento de fotografía (dirigido por Lukas Ettlin, de “Invasión a la tierra”, 2011) juega experimentando distintas formas para hacer que esta película sea más amena, acertada y sofisticada de lo que es. También gusta cómo todos sus personajes se sienten cercanos, con una personalidad propia y nada impuesta, lo que hace que este apartado gane en credibilidad.

Desde el más prestigioso letrado hasta el más infame macarra están elaborados con rigor, transmitiendo así un retrato muy vivo y realista de cada uno de los roles que aparecen en la cinta.

Así pues, el primerizo director Brad Furman (“The Take”, 2007) dirige con ésta su segunda película, un producto contundente, con estilo, lleno de inteligencia, libre de detalles escabrosos o escenas chirriantes, y con una determinada simpatía que enriquece el argumento a la par que lo acompaña a través de secuencias repletas de tensión, intriga e interés. La trama nos habla de un abogado, Mick Haller (Matthew McConaughey), que para todo tiene un precio pero por un simple motivo: su experiencia (basada en la defensa a delincuentes de poca monta) garantiza casi el completo éxito de su intervención en un caso. Mick es de esos que no tienen escrúpulos dentro de su trabajo. Tiene muchos contactos, se esmera en ofrecer una imagen suya superior a la real, no duda en aliarse con cualquiera, elevar sus honorarios sin miedo a que rechacen su oferta, o imponer las condiciones que él convenga: sabe cómo moverse entre despachos y juzgados, pero también conoce la calle. Por ello es contactado por Louis Roulet (Ryan Phillippe), un joven de millonaria familia acusado de haber golpeado brutalmente a una prostituta. Todo lo que se tiene es una nube de pruebas que cubre por completo a un Roulet que clama incesantemente por su inocencia. Mick, como su abogado, despliega toda su artillería: mientras se desplaza en su flamante Lincoln Town Car de 1986 conducido por su simpático chófer Earl (Laurence Mason) está en contacto con un agente de fianzas (John Leguizamo) y Frank Levin (William H. Macy) un investigador privado -que también es su amigo- de bohemio aspecto que irá despejando las incógnitas que van surgiendo en el caso.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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