Haz click aquí para copiar la URL
Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Intriga. Cine negro Areta, un antiguo policía que trabaja como detective, recibe el encargo de encontrar a la hija de un empresario de Ponferrada. Gracias al novio, averigua que la chica estaba embarazada y huyó de casa. A partir de ese momento, empieza a sufrir todo tipo de presiones para que abandone el caso, pero Areta seguirá investigando hasta el final. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2009
105 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorpresón, señores. Sorpresón de los buenos. “El crack” es española y tiene un título infame, pero es un peliculón como la copa de un pino. Y es que a veces -solo a veces- fiarse de las recomendaciones de usuarios con cierto criterio y credibilidad tiene premio. Como en esta ocasión. ¿El culpable? Sí, claro. Su nombre es Crúpulos. Sines Crúpulos. Leed su crítica. A la voz de ya. Porque cuando escribe en serio (o medio en serio), también es un crack. Un puto crack. Vaya si no.

Pero bueno, después de esta breve sesión de baño y masaje (absolutamente merecido) pasemos a hablar de la peli. Aunque poco podré añadir a lo que ya ha expresado mi colega, por descontado. En cualquier caso quisiera subrayar, sobre todo, que la peli de Garci es, efectivamente, una de las mejores muestras de cine negro que ha dado el cine español. Un trabajo redondo en el que todas y cada una de las piezas corroboran de qué coño estamos hablando cuando aludimos al ‘engranaje perfecto’ de una peli.

Empezaré por el guión. La historia no es sólo buena. Está bien narrada. Lo más curioso es que siendo como es una peli que huele a bocadillo de calamares y a copa de Soberano destila, a su vez, un aroma genuinamente americano. Paradójico pupurri fruto, sin lugar a dudas, de la ferviente devoción de Garci por Hammett en particular y por el cine clásico norteamericano en general. Luego están los personajes. Interpretaciones al margen (Landa está soberbio en la piel de Germán Areta), no falta ni sobra ninguno: el subalterno chorizo, el dandy cabrón, el barbero charlatán... Y por si fuera poco, una exquisita pátina melancólica magistralmente administrada (textura fotográfica, banda sonora,...) le pone la guinda a esta pequeña joya de reivindicación perentoria y clamorosa.

Pero tal vez lo mejor de todo sea ese espléndido tributo al Madrid de la transición. Un tributo que -como buen catalán- ya quisiera yo que alguien, algún día, le dispensara a mi querida Barcelona.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow