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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
5
Drama Dan Love es un niño de conducta agresiva que vive con su madre y con sus dos hermanos. Los tres muchachos hacen la vida imposible a la madre, con un extremo maltrato psicológico por parte de Dan. Después de una serie de sucesos, acaban ingresándolo en un centro psiquiátrico. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2009
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admito que, como opera prima independiente, es loable la audacia y la determinación con la que Campanella muestra sus credenciales. Sin lugar a dudas, para presentarse al público con un proyecto como “El niño que gritó puta” hay que tenerlos bien puestos. Pero que muy bien puestos. Lamentablemente, el cine no solo es una cuestión ‘de cojones’ y aunque uno tenga mucha confianza en sí mismo y se atreva a abordar cuestiones tan peliagudas como las que expone “El niño que gritó puta”, si el resultado final no es -como poco- convincente, el descalabro puede ser de aúpa.

No quiero decir con ello que la peli de Campanella sea un descalabro absoluto, por descontado, pero resulta obvio que más que concluyente (o sugerente) la propuesta del argentino es tremendamente provocativa, adulterada y ambigua. ¿Por qué?

Para empezar, porque Campanella no es del todo honesto con el espectador. Inicialmente nos presenta a una pobre mamá desbordada y mortificada por la violencia psicológica (burlas, insultos, vejaciones, amenazas...) ejercida por Dan, su hijo mayor. En estos primeros compases el espectador se solidariza con la madre y contempla a Dan como lo que es, un pequeño hijo de puta dispuesto a hacerle la vida imposible a su progenitora. Sin embargo, ignoramos las razones. Y aunque un servidor no tiene ni puta idea de psicología ni de psiquiatría, resulta lógico y coherente que uno acabe rastreando esos motivos entre los factores externos (educación, entorno...) y los congénitos (trastorno mental). Pero a medida que va quedando claro que Dan nació con los cables cruzados y que canaliza su anomalía a través de la agresividad, Campanella nos va retratando a su madre como un ser más bien frío y banal, con lo cual nos hace dudar sobre si esos factores externos (carencias afectivas, quizás) que habíamos descartado hacía un ratito podían tener más incidencia de la que creíamos.

Total, que al final no queda nada claro si Dan es un psicótico sin remedio o más bien un niño que con una familia estable y un poco más de cariño hubiera podido llevar una vida normal y corriente. Campanella no consigue imprimir su mensaje con suficiente claridad y, por consiguiente, toda esa carga dramática que la peli lleva implícita pierde intensidad y acaba apareciendo como un fría e impostada radiografía de tantas y tantas familias con esa misma problemática.

Una verdadera lástima, porque con ese tema y la magnífica interpretación del chaval protagonista, Campanella debería haberle podido sacar mucho más jugo a su película. Afortunadamente, el argentino supo cambiar el chip tiempo después y hoy en día su cine cautiva y emociona mucho más de lo que hacía vaticinar esta –a mi juicio- desaprovechada experiencia.
Taylor
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