“Espías en la Sombra” es la enésima película en la que una desesperada acción de la resistencia francesa consigue salvar la invasión aliada de Normandía en el último momento, pero si aspiraba a tener un mínimo de credibilidad, lo dilapida en los cinco primeros minutos presentando a una francotiradora-rambo en la Segunda Guerra Mundial que pone sus balas donde pone el ojo, incluso en plena noche, a través de una ventana cerrada con cristales (que termina intacta (¿?)) y con blancos que corren. Luego nos enteramos de que la chica es una comando del SAS y que va a planear su acción secreta con otras féminas que tienen en común disparar como nadie, conocimientos de operaciones especiales, ser listas como el hambre y estar relativamente buenas. La guapa, la lista, la tarada y la líder, una especie de Equipo A en femenino que convierten el “inspirada en hechos reales” de la propaganda en uno de los casos más flagrantes que recuerdo de publicidad engañosa. Personalmente, yo metería un quinto miembre en el comando de féminas, a la Juani.

Creada por y para enardecimiento del público femenino, estamos ante una parodia de cine bélico sólo comparable en realismo, tanto de credibilidad como de ambientación, a las sagas “Delta Force” o “Desaparecido en Combate” de Chuck Norris. Porque por muy francesa que sea, “Espías en la Sombra” es un claro retroceso respecto a los combates realistas a los que estábamos acostumbrados desde “Salvar al Soldado Ryan”, “Hermanos de Sangre” o “The Pacific” que han marcado un estándar de calidad muy por encima de este truño que nos devuelve a los tiempos en los que los uniformes son disfraces, las armas disparan fogonazos falsos y los aliados pueden esquivar las balas aliadas mientras que una bala aliada puede matar a cinco alemanes aunque haya sido disparada corriendo y sin apuntar.

En fin, un truño. No funciona ni como película de acción, ni de espías, ni histórica, ni nada de nada. Por buscarle alguna utilidad, puede que le alegre el día a Bibiana Aido y su Ministerio de las Igualdades con chicas en el papel protagonista de agentes secretos y a los franceses deseosos de mostrar un papel en la Segunda Guerra Mundial más activo y exitoso de lo que realmente fue. En ambos casos, sólo puede gustar a los que tengan ganas de engañarse a sí mismos con esta farsa inverosímil.

Termino en el spoiler, que me quedo sin sitio.