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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama. Romance Biopic sobre el Príncipe Seretse Khama, el rey de Botsuana, que al contraer matrimonio en 1948 con Ruth Williams, una mujer blanca británica, originó un conflicto internacional, ya que el apartheid sudafricano no permitía los matrimonios interraciales. En 1947 Seretse conoció a Ruth, una oficinista londinense. La atracción fue inmediata; ella quedó prendada de él por su visión de un mundo mejor, mientras que él quedó cautivado por su ... [+]
23 de marzo de 2017
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he creído que la finalidad de las grandes biografías se revela por el tiempo que pasa entre que sucede lo que se cuenta, y el propio momento en el que por fin se cuenta.
La historia del príncipe Seretse y Ruth podría ser un titular viejo del siglo pasado, y leído hoy aún podría despertar curiosidad, pero desde luego se perderían todas las pequeñas intimidades claves para entender cómo vivió la pareja, o porque hizo lo que hizo.
Intimidades que son recolectadas en esta modesta película, probablemente nacida para ganar premios, pero que a la postre despierta cierto interés por el período histórico que retrata.

'A United Kingdom', si no supieras de qué va, empezaría como cualquier otro romance.
Dos personas se dedican nerviosas miradas en una reunión social común, buscando la manera de encontrarse, retrocediendo ante la gigantesca timidez que supone acercarse a alguien con los sentimientos a flor de piel, pero decididos a encontrar una excusa para hablar toda la noche.
David Oyelowo y Rosamund Pike son tan magníficos actores que venden desde el primer momento su rápido enamoramiento, apenas esbozado, pero perfectamente reflejado en sus rostros, sonrisas y miradas. Entre Ruth y Seretse surge una de esas conexiones mágicas que se dan de vez en cuando, y todo parece tan natural como podría serlo.
De hecho, no es hasta mucho después que se revelan las verdaderas consecuencias de su relación: Seretse es el heredero gobernante de Bechuanalandia, y cualquiera de sus pasos ya están marcados, imposibles de seguir para una tímida taquígrafa que apenas se para a contemplar sus vidas en común. Pero, ante semejante responsabilidad que casi es desafío, Ruth dice una simple palabra que lo cambia todo: "sí, quiero".

Ellos pasan por encima de la cuestión racial, porque el amor no debería atender a detalles tan insignificantes.
Pero, desafortunadamente, es algo que se adivina detrás de todos los que ven su unión inaceptable: es una deshonra, una verdadera tragedia, e incluso un inconveniente político. "Seretse no puede casarse con Ruth" proclaman todos los malos consejeros, en realidad queriendo decir un despreciable "un negro no puede casarse con una blanca".
En el principio, hemos sentido que el amor no se atiene a razones o fronteras, pero después se dice que eso ya no cuenta, los prejuicios pueden más que la felicidad de una naciente pareja y descubrimos, más o menos al mismo ritmo que Seretse y Ruth, que el racismo puede funcionar en ambos sentidos, de las maneras más sutiles, sirviendo a los intereses más hipócritas.

Su romance entonces deja de ser un trozo de Historia, para confirmarse como una prueba de que merece la pena defender una causa si hemos puesto el corazón en ella, por mucho que nos llamen equivocados.
Ruth y Seretse todavía encuentran tiempo para relajarse bajo el teñido atardecer de África, lejos del ruido de las intolerancias, reduciendo a polvo las erróneas opiniones que les ven juntos por interés, y nada más importa.
Porque precisamente será el recuerdo de esos momentos (los que de verdad valen la pena) lo que les permite seguir adelante más tarde, cuando la ley se pone en medio, solo porque no han querido escuchar las recomendaciones de un Reino Unido clasista y manipulador.
De fondo queda la sensación de que las buenas intenciones son aplastadas a la mínima en este mundo, a poco que se salgan de la norma, por trajeados que carecen de los sentimientos necesarios para hacer caso a un Rey que sufre, o a una primeriza Reina que le quiere de vuelta.
El camino a la aprobación de ambos no es inmediato ni fácil, pero con el tiempo son capaces de demostrar, a ojos de todos, que su amor es más importante que lo que cualquiera pueda pensar de ellos.

Lo bueno, lo correcto, lo importante permanece, a poco que se tenga el coraje de lucharlo.
Y alguien tiene que dar los primeros dolorosos pasos, que empiecen a ganar la carrera contra una injusticia invisible, que hace daño a través de titulares, tratados y promesas incumplidas.
Viendo a Seretse y Ruth, no extraña que ellos fueran los que demostraron que se podía, los primeros: porque su amor apasionado requería una valentía más allá de cualquier consideración política, legal o incluso humana.
Charles
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