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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Thriller. Comedia. Drama Bruno Davert es un alto ejecutivo que trabaja desde hace quince años en una fábrica de papel. Debido a la reestructuración económica de la empresa, él y cientos de empleados son despedidos de la noche a la mañana. En principio la medida no le preocupa; es joven (ronda los cuarenta), tiene una preparación excelente y confía en encontrar pronto un puesto de trabajo similar. Tres años después, aún sin trabajo, sólo piensa en sobrevivir y ... [+]
19 de agosto de 2014
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Costa-Gavras tira de comedia para realizar su habitual crítica al sistema establecido y no le sale nada mal. Su voz es una de las pocas que se alzan valientes contra el uso (y abuso) del poder, aunque en esta ocasión, en "Arcadia", el objeto de su censura sea el mismísimo concepto de capitalismo. No hay nombres propios ni hay situaciones concretas como en sus primeras películas ("Missing"; "Z"; "Estado de sitio"), aquí la hostilidad nace de algo tan difícil de señalar a la práctica como las decisiones corporativas de las grandes empresas, la crisis del capital y el hecho inhumano de que la feroz competitividad pueda convertir a tu vecino en un cabroncete como José García. El mensaje es tan profundo que entiendo que esta vez Costa-Gavras se vaya a la comedia para realizar su película.

Yendo a los hechos que describe, si se supera la tirantez que supone ver a un asesino en serie tan inepto que sigue sus actividades tan campante es posible disfrutar de un verdadero tour de force salpicado de un humor negro exquisito. Si Costa-Gavras se pone serio puede realizar los dramas más terribles, pero no, se va en busca del humor a través de un ejecutivo en paro sin escrúpulos capaz de todo por eliminar lo que le molesta. Para mí es clave la aparición del consejero matrimonial, capaz de sacarle de las entrañas el resentimiento al desdichado José García. Es un desequlibrado porque el sistema lo ha hecho así, y no es que se justifiquen sus actos, a quien acusa el maestro Costa-Gavras no es al individuo alineado (y alienado) sino al hecho intangible de estar sometidos, de ser sólo piezas sin libertad. Dan ganas de cuestionarse cosas gritando tal como se lamentaba en público José Saramago: ¿dónde está la democracia?; se la han cargado, ¿quién?; nadie, porque resulta que ha sido el capitalismo, que no tiene ni pies ni cabeza, ni ojos ni rostro...

La reflexión de Costa-Gavras ahí queda, da para mucho y es normal sentirse identificado. José García no es un parado como podría serlo mi vecino, en un barrio obrero, es un alto ejecutivo al que han destruido su vida, otro tipo de víctima pero damnificado al fin y al cabo. Me ha gustado tanto su interpretación que a partir de hoy me creo más que nunca que cualquiera puede convertirse en un psicópata. Me gusta también que empiece en un flash-back, que se acabe al rato y que vuelva al tiempo real con tanta soltura. Me gusta la voz en off y la visita a Ulrich Tukur con una mezcla de borrachera y lucidez mental maravillosa. Pero no me gusta el final, sobre el cual prefiero no pronunciarme.

No puedo dejar de insistir en recomendar "Arcadia" porque todos nos podemos sentir implicados. Tal vez su humor no sea del gusto de todos, pero el fin justifica los hechos, que no es otra cosa que denunciar la crisis del capitalismo, objetar sobre una realidad que nos domina y ante la que carecemos de voluntad. A mí Costa-Gavras nunca me ha defraudado, será porque cojea del pie izquierdo y nunca se ha escondido.
Luisito
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