La BBC suele ser sinónimo de calidad cuando se habla de series y, en este caso, no defrauda. Con una interpretación extremadamente cuidada por parte de Maggie Gyllenhaal (la protagonista, Nessa, una mujer fuerte, pero muy sensible a la vez, que tiene momentos realmente exquisitos en alguno de los episodios), un guión complejísimo, pero muy bien urdido y montado, y un tema apasionante (el conflicto entre Israel y Palestina y los intereses ocultos de todos los actores en la zona), es quizá la revelación del año. Es de aquellas series que no quieres que acaben, por lo bien hechas que están, más aún si te gustan las de espías. Y, encima, no simplifica las realidades complejas como hacen muchas otras películas o series, y te hace reflexionar sobre la manipulación de unos y otros en el mundo en que vivimos, y eso inquieta.