Una historia que se jacta de oscura y extrema pero que está lejos de 'sacarse los guantes' es "Apuesta Máxima" -"Runner, runner" (2013)- con el regreso al primer plano de la actuación de Ben Affleck luego de galardonada "Argo" (2012).

Como siempre sin pretender contar la trama como las nefastas sinopsis, este film de Brad Furman intenta adentrarnos en el mundo de las apuestas y su vínculo con los lujos e intrigas, pero tanta diversión al filo y margen de la ley no queda plasmada en su cara más salvaje y descarnada, lo cual se echa de menos y luce poco verosímil a los ojos del público.

Sin considerar a la exquisa Gemma Arterton, tanto Timberlake como Affleck encajan con el perfil del maleante con clase, estilo y lo demás, pero ese bienestar tiene sin dudas un costo sucio, un lado oscuro que apenas es mencionado y se sitúa como la gran deuda de esta película que insinúa mucho pero profundiza y se escandaliza poco.

Una lástima por una cinta que podría haberse tomado el tiempo de conseguir algo más en torno a construcción general, de historia, personajes y sobretodo, de relaciones. Porque si bien se destaca la presencia de tres actores protagónicos, el rol femenino es casi decorativo y en la participación de Antonie Mackie se puede ver prácticamente una sosa caricatura.

Para mayores de 7 años en Chile, "Apuesta Máxima" es otra película de la temporada condenada a deambular en el cable, como programación de relleno, con lindos rostros pero sin ninguna sustancia para quedarse en el inconsciente del público.

Lo rescatable, al menos tiene consideración con el espectador; dura apenas una hora y media.

Recomendación:
Floja. No explota ni se ensucia las manos. Un tímido flirteo con la intriga