Los dos únicos elementos que se pueden destacar de esta película son la forma de contar la historia (con saltos adelante y atrás) y el tema tan polémico del que trata.
El tráfico ilegal de órganos en Méjico como única alternativa para salvar la vida de una niña es el drama al que se tienen que enfrentar estos padres.
La imagen que se da del país de Robert Rodríguez y Danny Trejo es bastante negativa. No creo que la realidad sea tan bruta como se ve aquí, pues muestran algo más propio de otros países, por mucha delincuencia que pueda haber allí.
Su ritmo está bien, y sus escasísimos 80 minutos (contando los títulos de crédito) contribuyen a que no pueda aburrir en ningún momento.
Les podría haber quedado como un telefilm, pero creo que se puede salvar.
Además, los actores cumplen con su trabajo y la realización también es buena.
Pero lo importante es su argumento, capaz de hacernos pensar y debatir sobre lo que haríamos en una situación tan éticamente compleja como ésta.