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España España · Alcalá De Guadaíra - SEVILLA
Voto de HEIFER:
9
Drama Un samurái pide permiso para practicarse el Seppuku (o Harakiri), ceremonia durante la cual se quitará la vida abriéndose el estómago al tiempo que otro samurái lo decapitará. Solicita también poder contar la historia que le ha llevado a tomar tan trágica decisión. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2007
140 de 152 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unas horas me acerqué a esta cinta de Masaki Kobayashi en compañía de una de mis almas gemelas en esta página y en la vida. Mientras nos acomodábamos en el sofá y paladeábamos los snacks de turno hacíamos cábalas sobre qué nos encontraríamos una vez estuviese en marcha el reproductor de DVD; sin duda una cosa teníamos clara, la película olía claramente a cine clásico japonés de samuráis y abordaba el tema del Harakiri.

Títulos de crédito; sobrios, casi minimalistas, con una música también mínima se nos sitúa en el año 1630 en Japón; es época de paz y los samuráis deambulan por las calles sin trabajo y sin esperanzas de prosperidad, para ellos la esperanza solo es concebible en tiempos de guerra, ya que ningún clan necesita soldados en tiempos de paz y ellos solo sirven para la lucha.

Es en ese contexto cuando aparece en pantalla el honorable Tsugumo Hanshiro (interpretado por un portentoso Tatsuya Nakadai); un Ronin que, desesperado ya de una vida abocada a la miseria pide en la casa de uno de los clanes más respetados del país los favores necesarios para practicar honorablemente la ceremonia del Harakiri (una de las partes clave del código samurai o Bushido también llamada Seppuku que consiste en morir abriéndote las entrañas con tu propio hierro).

De ese punto tan aparentemente simple parte una soberbia historia que mediante un registro casi teatral y con un guión MAESTRO se permite criticar y poner en cuestión el tan mitificado código de honor de los samuráis y los valores tradicionales del Japón del imperialismo. Kobayashi se permite ir a contracorriente y de paso nos conmueve con una historia llena de fatalismo, tristeza y miseria; pero también de vida, de honor y de orgullo... la historia de Tsugumo.

"Escuchad las palabras de un hombre que guía sus pasos hacia el más allá, pues seguro que aprenderéis mucho de su sabiduría"...

Y mientras todos esperaban a que llegase el padrino que debía ayudar al desesperado Ronin en el ritual, escucharon. Y nosotros en nuestro sofá también escuchamos, y nos conmovimos, y nos indignamos, y vibramos al ver su lucha, y nos sentimos orgullosos de él, y sentimos asco del que no comprende la miseria del prójimo y la condena; y disfrutamos como nunca de esta obra maestra...

Gracias Kobayashi por brindarnos una obra tan grande como crítica y desmitificadora, gracias Inma por descubrírmela a mí.

Cine en mayúsculas, ineludible.

¡¡A disfrutarla!!


PD: Resulta curioso pensar que irónicamente todos se califiquen como honorables a la hora de hacerse referencia...
HEIFER
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