Cuando los profesionales se divierten, seguro que más que los espectadores, el resultado es un producto ameno, lleno de chispa, una extraña aventura de la que nace una leyenda que homenajea al western sin dejar de ser cine del de cotufas de bajas calorías, el producto es inestable pero espectacular, personajes consistentes, empezando por un héroe cuya única cicatriz es su propio ombligo, un ser que deja llevar su imaginación en busca del escenario perfecto, de un conflicto que resolver para abandonar su soledad, y dónde mejor que en el oeste para crear tal metáfora, la tierra sin fin, un lugar al que adaptarse fingiendo para ganarse a sus rebuscados personajes, animados pero con vida, llega a contener incluso género fantástico y a recrear la capacidad de la mente del lagarto si nosotros abrimos la nuestra.

No siempre es acertada, no se puede más que asomar a "Big fish", pero es un gran lagarto, en el cine actúal no es fácil traer una animación bien fresca, en medio del desierto, y "Rango" lo consigue, estuvo a punto de recoger del suelo su geta hecha pedazos pero consiguió mi carcajada, lo que pasa es que da una sensación de que su deshidratación no se corresponde con tal vitalidad, al final acaba separando al protagonista del pambiente y perdiendo así la magia.

El forastero vendría más bien acostumbrado a las redes sociales y ahora se encuentra con la escasez de nuestro recurso más importante, un presagio de nuestra guerra del agua, la que va a suceder, con una banda sonora para cada tipo de western, un producto atrevido pero descompesado, sobre todo a partir de un robo que no entiendo porqué lo permitió, la búsqueda se convierte pues en dudosa, comienza a dejar de ser inteligente y a meter esos mensajes filosóficos de "algo en lo que creer" o "¿quién soy?" sin eficacia.

De todos modos hay un acierto en cómo mezclan los sucesos propios de los humanos y de los animales, la corrupción del alcalde, el forajido, el amor, el sheriff y la bala, una sóla bala para crear la leyenda y para convertirse en el falso héroe de su propia mente, pero un auténtico héroe para los polvenses, un pueblo rico en fauna y también en flora, algo de lo que también consumieron sus creadores que, repito, seguro se lo pasaron de lujo haciendo este acertado film.