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España España · GALIZANO
Voto de JOSE ANGEL:
9
Cine negro. Thriller España, a comienzos de los años 80. Dos policías, ideológicamente opuestos, son enviados desde Madrid a un remoto pueblo del sur, situado en las marismas del Guadalquivir, para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. En una comunidad anclada en el pasado, tendrán que enfrentarse no sólo a un cruel asesino, sino también a sus propios fantasmas. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2014
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuenta la leyenda que el primer autocine se abrió por un problema de peso. La madre de Richard Hollingshead, era muy obesa, no entraba en las butacas del cine y su hijo decidió poner un proyector en el techo del coche, una sábana blanca en el jardín de casa y así la buena señora podía ver películas, sentada cómodamente en los asientos delanteros, que por entonces eran corridos. Nuestro protagonista era un visionario de tomo y lomo y rápidamente elucubró como hacer dinero con tan ingenioso invento. Por lo visto su padre vendía productos de limpieza para los coches y como la gente en 1933 tenía muchos niños y poco dinero, justo al revés que ahora, nuestro protagonista pensó:-" Abro un cine al aire libre, cobro por coche que entre, por el precio de uno lo ve toda la familia y yo les vendo comida, bebida, chuches y sobre todo el limpiacristales para verlo bien y ahí está el negocio". Sin embargo, nuestro héroe no advirtió que ahí empezaron sus quebraderos de cabeza, pues como todos sabemos el fin último de la existencia es disfrutar de las placeres terrenales por la patilla, llegar a ser casta, la felicidad completa, y pasar la black visa para comprar viagra, triunfar en la vida. La plebe ya venía de casa con las coca-colas y los bocadillos en el maletero y lo peor de todo, el parabrisas limpio. Si a eso añadimos que necesitaba un enorme aparcamiento al aire libre, no le quedó otra opción que fortificar el recinto con altas vallas para que la gente no lo viera desde la calle , pero la turba se subía a los arboles, a los capós de los coches o directamente se colaba para ver las pelis por la cara. Nuestro empresario se puso de nuevo a pensar cómo atajar el problema y... ¡¡ gualá ¡¡ se le ocurrió una brillante idea, el pay por hear: -"Quito la megafonía, meto un altavoz en cada coche y sólo los que pagan podrán seguir la película". Sin embargo fue peor el remedio que la enfermedad, puesto que para meter el altavoz había que salirse del coche (me permito recomendar un mítico NO-DO sobre el primer autocine en España). Ante esta tesitura nuestro ídolo no se amilanó y siguió buscando soluciones. Una noche de lluvia con su autocine vacio (esa es otra... cuando llueve) discurrió la idea que ponía fin a todos sus males:- "Emito el sonido de la película ocupando una banda de FM y así la gente solo lo puede escuchar por los altavoces del coche". De nuevo el autocine se volvió a llenar, el negocio volvía a ir sobre ruedas, pero como siempre en estos 75 años, un imprevisto truncaba las esperanzas de nuestro emprendedor-flotador. Las baterías de los coches se descargan, se activa el modo ahorro, se apaga la radio y hay que arrancar el coche para mover el alternador no menos de 15 veces en hora y media para no perder la señal....

Del mismo modo que los dueños de los autocines están al borde de la desolación ante tantos y tan variados problemas, yo el sábado estaba al borde de la exasperación. Toda la semana viendo truños por la tele y cuando por fin acierto con un thriller de esos que te dejan sin aliento, en el cual tienes que poner los 5 sentidos para seguir la trama, me pasé la película encendiendo cada ocho minutos el motor del coche y buscando en el dial el 89.6 pues no sé porque oscura razón a pesar de tener grabada la emisora, todas las veces se saltaba y por los altavoces salía a todo trapo el carrusel deportivo y los goles del barsa.... ¡¡qué horror y que desesperación¡¡. Estuve tentado en meterme en algún coche de al lado para poder seguir la película sin interrupciones, pero como todo el mundo se desparrama en sus vehículos y algunos incluso se despelotan, (ignoro por qué el inconsciente colectivo relaciona el cine al aire libre en un coche, con sexo y los hombres en concreto con la fellatio), el caso es que me corté y seguí perseverando para acabar la película por mis propios medios. Acabado el suplicio, salí del aparcamiento con la sensación de no haber entendido nada y no sabía si era porque en el transcurso de la narración había perdido el hilo por los innumerables cortes o bien porque la película era así y dejaba un final abierto o por último la teoría que abrace en ese momento, se confirmaba mi presunción que soy limitado y la cabeza no me da más de sí. Para colmo había quedado con unos amigos en un restaurante mejicano para cenar, aparte de esperar más de una hora al guacamole a pesar de tener reserva, había un mariachi espontaneo que iba mesa por mesa vociferando algo parecido a las rancheras para solaz de la sala y crispación mía. El remate fué, que cuando por fin nos sentamos, nos dimos cuenta que era imposible hablar de la isla mínima pues nuestro cantanoches se colocó al lado nuestro cual altavoz del autocine y nos deleitó con toda la discografía de Vicente Fernandez, poniendo el broche de oro con una versión libre de las mañanitas, que todavía estoy pensando qué relación tiene con el cumpleaños feliz. Ante la imposibilidad de darle matarile a tan gañan personaje, decidí rendirme y ahogar mis penas en margaritas, esa mezcla magnífica de tequila, limón, sal y hielo. A medida que me iba emborrachando, contra todo pronóstico vi claro el por qué de la historia y el desenlace, absolutamente brillante. Cuando llegué a casa a las 2 de la mañana tambaleándome pero sin sueño, me leí las 112 criticas colgadas hasta ese momento en filmaffinity y los spoiler de varios usuarios bastantes más inteligentes que yo, me han dado la razón en lo que intuyo y ahora paso a exponer
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JOSE ANGEL
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