Foster logra realizar con una sobriedad absoluta una de las mejores películas que se pueden ver de 2007.

Sin caer en el morbo o los prejuicios, Foster nos habla de la historia contemporánea de ese Afganistán tan desconocido para occidente. Junto con la música del gran Alberto Iglesias (digno del Oscar) nos trasladamos a finales de los setenta donde dos chiquillos juegan con sus cometas como si nada malo ocurriera. Pero durante las algo más de dos horas que dura el film podemos ver duras escenas que te obliga a compadecerte de aquellos que sufren y a odiar a los que maltratan.

Gran película para disfrutar con los cinco sentidos gracias a una fotografía increíble (principalmente las escenas de las cometas), una dirección soberbia, una b.s.o. dulce y dura al mismo tiempo y unas interpretaciones brillantes de Zekeria Ebrahimi (Amir) y Khalid Abadía (Amir adulto) que de tener nombres más conocidos bien podrían haber estado nominados en la pasada edición de los premios de la academia.