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Voto de Vivoleyendo:
7
Ciencia ficción. Thriller Año 2013. Una misteriosa enfermedad se extiende por todo el planeta. La población, dominada por el pánico, se niega a salir a la calle para evitar una muerte fulminante. Mientras la civilización se desmorona, Marc emprende una misión casi imposible: la búsqueda de Julia, su novia desaparecida. (FILMAFFINITY)
2 de septiembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una propuesta apocalíptica más. No es muy original en sí, pues bebe de ideas ya bastante vistas (se me vienen a la memoria fuertes reminiscencias de “El ángel exterminador” de Buñuel, junto con pinceladas de “El incidente” de Shyamalan y otras cuantas de “Hijos de los hombres” de Cuarón, y alguna otra habrá por ahí). Pero consigue mezclar todas esas fórmulas de manera eficaz, instilando tensión, intriga, decentes secuencias de acción y poniendo en escena una estética donde el mundo exterior se ha detenido y las calles, antes repletas de bullicio, ahora se hunden en su propio abandono, en un silencio muerto y fantasmal por el que sólo deambulan las criaturas a las que no afecta el extraño síndrome de los espacios abiertos. Se trate de un simple ataque colectivo de agorafobia, o de alguna especie de toxina que fulmina el organismo humano, algo está matando a la gente que se aventura a salir al exterior. Un acto tan cotidiano como abrir la puerta y dar un paso hacia afuera se ha convertido en un imposible. ¿Un guiño a Buñuel, que en una de sus películas más enigmáticas hizo permanecer encerrado en una casa a un grupo de personas que, sin que hubiese ningún obstáculo ni razón aparente, eran incapaces de franquear la puerta del salón?
De modo que cruzar Barcelona para encontrar a su novia perdida no es para Marc cuestión de darse un paseo. Hay que recorrer la red subterránea de alcantarillado y metro, ahora en desuso, donde se atrincheran como en un búnker hordas de desesperados que luchan por una supervivencia degradada. Con la vida que conocían hecha trizas, tienen que adaptarse a unos hábitos primitivos donde buscar sustento y refugio es una lucha sin cuartel. Los peores instintos, azuzados por el más fuerte, el de conservación, han dado un vuelco total a la ya destruida sociedad del bienestar. Algo fundamental estaría fallando en esa sociedad si sus miembros han desarrollado un rechazo visceral al mundo que está ahí fuera, quizás es que vivimos demasiado encerrados, demasiado enganchados a la tecnología, demasiado dependientes de tantas cosas artificiales y hemos olvidado a aquellos ancestros de hace decenas de miles de años, no recordamos su legado ni su respeto a la madre tierra. Los despreciamos porque vivían de una forma inimaginablemente simple, en contacto constante con la naturaleza. Nos creemos superiores porque tenemos ordenadores y móviles y coches y tantos aparatos y cacharros tan complejos que la gran mayoría no tenemos ni idea de cómo están hechos, porque hemos abusado de la ciencia y doblegado a la tierra que nos parió.
Puede que sea eso, que en nuestra altivez nos hayamos burlado de la sencillez, que hayamos estirado la cuerda del equilibrio más allá de su punto de rotura, y ahora el planeta nos da un ultimátum. O cambiáis, o perecéis todos.
O puede que simplemente pasemos un poco más de una hora y media sin pensar mucho, metidos en túneles y cloacas y edificios ruinosos corriendo y peleando con Marc y Enrique, y nos preguntemos dónde demonios estará Julia y si queda algún futuro que disfrutar junto a ella.
Vivoleyendo
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