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Voto de Vivoleyendo:
6
Romance. Intriga Cuando Charles Desvallées empieza a sospechar que su mujer lo está traicionando con otro hombre, contrata un detective privado para que la siga y averigüe quién es el amante. Una vez confirmada la infidelidad y descubierta la identidad de su rival, el celoso marido prepara su venganza. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2010
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles, un marido con el que Hélène lleva casada once años. Michel, un encantador hijo de diez. Un montón de dinero. Una mansión señorial en Versalles. Toda la ropa, complementos y cosméticos que ella pueda desear. Todos los caprichillos propios de una rica burguesa. Una criada que hace las tareas del hogar. Tiempo libre a mogollón. Cócteles, fiestas y salidas con amigos. Bebidas en cantidad en el minibar, porque, según lo que se suele ver en las películas, los ricos beben más alcohol que agua. Peluquería y salón de estética. Jugar con Michel y repasar con él los deberes escolares.
Hélène regresa al atardecer de sus recados en París y Charles llega de la oficina, se sirve un whisky y se sienta en el sofá a ver la tele mientras espera a que la cena esté lista. Al acostarse, un beso de buenas noches y Hélène rumia, tendida en la cama con su sexy camisón que él no ha llegado a tocar, el aburrimiento que se la está comiendo. Tiene todo lo que podría soñar. Y, sin embargo… Le falta algo. Su marido no la llena. Se quieren mucho, pero se palpa entre ellos demasiada formalidad, una rutina demasiado apacible, sin fuegos artificiales. Un punto de frialdad, no por carencia de afecto, sino por caracteres no dados a la fogosidad, poca comunicación e inercia. Ese matiz de gelidez ambiental es una característica que distingue al Chabrol de hace unas décadas. En ese escenario de casa de muñecas, la esposa luce rabiosamente atractiva, el cabello cuidadosamente peinado, el suave cutis maquillado con pericia, el cuerpo joven y elástico cubierto por favorecedores vestidos. El aspecto de una burguesa de bandera cuyas manos arregladas con manicura no se estropean faenando, cuyos elegantes y seductores vestidos no se manchan limpiando la casa o cocinando, y que pasea su ocio por las habitaciones y jardines de su caserón, y por todos los locales parisinos habilitados para las personas que pueden permitirse pasar las horas sin correr azuzadas por las obligaciones.
Pronto Charles descubrirá que las escapadas de Hélène a la capital esconden un objetivo mucho menos inofensivo que arreglarse el pelo y las uñas, ir de compras o ver películas en el cine. Y en su ordenada y previsible vida se va a abrir una grieta abismal…
Chabrol se cuela en la insatisfacción sexual de una mujer de elevada posición social envuelta en lujos que, carente de la pasión que necesita renovar en sus rescoldos, sale a buscarla fuera. Y el choque del marido contra lo que viene a romper sus ordenados esquemas: la infidelidad.
Vivoleyendo
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