En 1982, Steven Spielberg nos regaló esta perla del cine familiar que arrasó en las taquillas del todo el mundo, convirtiéndose en todo un fenómeno social y mediático en su época. El filme no supuso el debut de Henry Thomas pero si significó el impulso que le llevó al estrellato, gracias a su personaje de Elliot. Una preciosa, enternecedora y conmovedora historia de amistad entre un entrañable ser de otro planeta y un simpático niño, que ablandó los corazones de millones de personas. Steven Spielberg, con mucho tacto, dotó a su película con un sentimentalismo y una sensibilidad extraordinarias, capaces de emocionar y conmocionar. Sobre todo la ternura y la bondad están personificadas en ese extraterrestre pequeñajo de cabeza ovoide diseñado por Carlo Rambaldi, quién también diseñó los extraterrestres para 'Encuentros en la tercera fase'. El rostro de E.T. fue inspirado en los rostros de Carl Sandburg, Albert Einstein y Ernest Hemingway. Los efectos especiales son a cargo de George Lucas y el guión está firmado por Melissa Mathison.

Spielberg decidió rodar toda la película de forma cronológica, de manera que prescindida de story-boards e improvisaba mucho, con esto lograba una naturalidad y una verosimilitud pocas veces vista en su cine. El resultado fue su película más personal, en la que todo estaba pensado, estudiado y medido, Spielberg cuidaba hasta el más mínimo detalle. El filme está lleno de homenajes a clásicos del cine como 'El hombre tranquilo' o 'Star Wars', que sin duda son las mejores escenas junto con ese emotivo final.

Una auténtica maravilla, cuya atmósfera de nostalgia y magia me evoca mi infancia, recordando aquellos maravillosos años de cuando era niño. La película, cada vez que la veo, me hace llorar, se me saltan las lágrimas con las escenas de Elliot y E.T. juntos. Una cinta de ciencia ficción imprescindible e inolvidable, como también es inolvidable la magnífica partitura compuesta por John Williams, en la que predomina los instrumentos de viento y el tema principal es tan pegadizo que resuena en tu cabeza después de escucharlo.

Un clásico imperecedero que me trae muchos recuerdos.