Compite con "Suspiria" entre la masa cinéfila por ser la más reconocida obra de Darío Argento, siendo generalmente preferida esta. Es un film de culto centrado en la investigación que emprende por su cuenta un pianista inglés (Hemmings) del asesinato de una médium lituana, vecina suya, al ser testigo del mismo.
Considerada cumbre del género, es también el canto de cisne del mismo, y puso fin a una etapa en la carrera de su autor, pues era excesiva la gran cantidad/agotamiento del género.
"Rojo oscuro" es muy potente y convincente en su música (de Goblin, habitual seña de identidad de Argento), la fotografía de Kuveiller y en el uso ritual y muy bien manejado del asesinato. Argento domina estos ceremoniales, el susto y el crimen. Pero, sin embargo, "Rojo oscuro" es desigual, no guarda un constante ritmo narrativo, fracasa en la interpretación (da demasiado protagonismo a un Hemmings apocado) y en su apogeo de pistas falsas y variedad de sospechosos, resulta menos sólida que la fama que tiene. Es un clásico, una obra venerada, pero no es tan redonda como se dice. Irónicamente también, tuvo menos éxito comercial inicialmente que otras obras del autor, cuando éste buscó pulir y rematar toda su etapa previa, tal era el círculo de este tipo de cine.